Lo que no puedes hacer: el lado b de la discapacidad
Andy, miembro de la Rodada Sin Límites y Vicente Mojica




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Por Gabriela León

Antes de perder una extremidad debido a una la lesión medular a los 18 años, Vicente Mojica Frausto tenía miras para jugar en el equipo de fútbol profesional Toluca y hasta mudarse a Nayarit, no había tenido la oportunidad de conocer el mar: hoy tiene una certificación profesional en buceo esnórquel.

“Como que siempre me ha gustado hacer lo que me dicen que no puedo hacer: para empezar que no podía salir yo sólo en mi silla de ruedas y el primer viaje que hice me fui a estudiar de México a Nayarit, en un centro tecnológico del mar, y era equipo tecnológico marina, me apasiona el mar (entre muchas otras cosas)”.

Vicente tiene pocos años con su certificado de buceo, el cual ha practicado en Vallarta y Cozumel

A sus 59 años, Vicente es pintor muralista, buceador, y pedagogo, y entre las cosas que le apasionan fue la pintura el motivo que lo alejó de las costas y lo trajo al municipio alteño.

“Cuando empezaron a decirme que ya no podía vivir de mis pies (que era lo que pensaba), pero que me dijeron que mis manos habían quedado bien, que mi cerebro había quedado bien, entonces empecé a explorar cosas que pudiera hacer con las manos y entre ellas encontré el dibujo y la pintura que ya lo hacía yo desde hace tiempo, desde niño me gustaba; pero empecé a desarrollar esa parte, empecé a conocer artistas, de hecho mi papá es de aquí de Lagos y me vine aquí porque quería conocer a pintores de aquí, en particular al maestro Miguel Guzmán, que quería aprender yo acuarela”.

Aunque Vicente habría optado por la acuarela fue el muralismo su pasión

Vicente Nolasco es el autor de 14 murales en escuelas rurales (donde impartía clases de pintura), y de otros centros como DIF Municipal, lugar donde esperó puntual la llegada de la Rodada Sin Límites, que organizó la red de CONAPRED, México Incluye e Italika, para poder subir a una de las motocicletas adaptadas y conocer a otros viajeros, ya que también es gustoso de las movilidades y deportes alternativos: Vicente ha sido jinete de caballos y además, ha practicado el parapente.

“Y para celebrar mis 50 años me fui a aventar de los Alpes Suizos en parapente y poco después sale la película de <<Amigos Intocables (Intouchable’s)>>, donde resulta que el señor este también se lleva al que le ayuda a empujar su silla a aventarse, aquí la única diferencia es que mi compadre, mi primo, no se quiso aventar conmigo el desgraciado”.

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Vicente es una de cada diez personas con discapacidad que asiste o asistió a la escuela en México, según enuncia la estadística de 2017 de la Encuesta Nacional de Discriminación (ENADIS).

También es parte de las siete millones de personas con alguna discapacidad en la república y aunque no lo dijo expresamente, también podría pertenecer a las 25 de cada 100 personas discapacitadas en el país que son víctimas de discriminación al menos una vez en el año, según otra encuesta realizada por el INEGI en 2017.

Vicente Mojica cumplirá 60 en febrero de 2020 y aún espera la oportunidad de viajar a Turquía

Sin embargo Vicente Mojica expresa una muy particular mirada a la contraparte de las actitudes discriminatorias y comenta que la respuesta va más allá de lo que hoy llamamos inclusión:

“Se necesita que la gente se solidarice y que ahora ya nos visualicen, no como ejemplo, porque luego si era eso de ‘ese si es ejemplo’ no, no. Sino como personas que también nos gusta, también queremos, también deseamos, también nos desarrollamos, también nos gusta el relajo y a veces nos deprimimos y nos andamos suicidando porque no encontramos este tipo de apoyos. Simplemente es que nos animemos a salir a las calles, que tomemos las calles, que sí hay situaciones muy complicadas de familiares y personas con discapacidad que enfrentan este tipo de situaciones (difíciles), pero no todos; entonces ahí vamos, empujándonos unos a otros, apoyándonos unos a otros”.

Bucear y aventarse en paracaídas eran algunos de los sueños de Vicente Mojica, hoy que están realizados, el pintor tiene pendiente practicar esnórquel en Turquía, pero asegura que a sus casi 60 años se encuentra tranquilo y reacomodando su vida.

“Tal vez está uno tan limitado físicamente por la discapacidad que la mente empieza abrirse, empieza a abrirse que cuando llega la oportunidad: PUM, te lanzas. Así los retos y así las posibilidades cuando hay alguien que confía y que cree”.

En Casa DIA así como DIF Cuesta Blanca pueden encontrar murales del pintor sexagenario