“A veces pedimos la muerte”, dicen los enfermos renales de Poncitlán, quienes piden apoyo al gobierno estatal
Fotografía: Ignacio Pérez Vega




Guadalajara, Jalisco.

Llegaron de Mezcala, de San Pedro Itzicán, de Agua Caliente y de Chalpicote, poblaciones todas de Poncitlán, Jalisco, situadas a la orilla del lago de Chapala.

Eran 37 enfermos renales y sus familiares, quienes realizaron un plantón en la plaza de Armas, frente a Palacio de Gobierno para exigir -no para pedir- para exigir que el gobierno de Jalisco y el gobierno federal, acaten las medidas cautelares que emitió la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), con sede en Washington, el pasado 20 de febrero.

Entre esas medidas está la de que se de tratamiento nefrológico y medicamentos en el sistema de salud pública, para detener el avance de su enfermedad renal.

Luis Miguel Maldonado Loza tiene 25 años de edad y cuando se pone mal debe ir al Seguro Social de Ocotlán. Por ello, pide que asignen una ambulancia permanente en San Pedro Itzicán.

“Cuando ya es de noche y nos ponemos mal, conseguimos un raite para ir al Seguro Social y ese raite nos cobra $500. Cuando regresamos a San Pedro es igual. Pedimos un taxi, pero es lo mismo”, señaló Luis Miguel Maldonado, enfermo renal de San Pedro Itzicán.

La mamá de Luis Miguel, Rita Loza, quien tiene otro hijo enfermo de los riñones, de nombre Óscar, solicitó apoyo económico del gobierno estatal, porque en su situación económica de pobreza, hay días que se quedan sin comer.

“Yo no tengo quien me ayude. mi esposo ya no trabaja, tiene 75 años. Mi hija es quien me ayuda y mis otros hijos, pero ellos ya tienen su familia, a veces me dan $100 o $200, a veces, no cada ocho días y a veces ando sufriendo yo con mis hijos“, se quejó Rita Loza, tiene dos hijos enfermos renales.

Por su parte, Francisco de los Santos tiene 60 años de edad y vive en Mezcala. Le donó un riñón a su hijo y con crudeza dice que a veces pide la muerte, porque no puede costear el padecimiento de su vástago.

“Es una gastadera que no es normal. Nosotros vivimos en la ribera de Chapála y producimos chayote. Nos compran a veces a $5 la caja. El charal está contaminado, nos lo compran, pero a un precio bajo. Para sostener el camión que nos trae a Guadalajara de Mezcala son $60, más lo que gastamos al movernos aquí y una comida, ¿cuánto venimos gastando?”, expresó Francisco de los Santos, papá de un paciente trasplantado de riñón.

Enrique Lira Coronado, representante del Foro Socioambiental y enlace de los pueblos de la ribera de Chapala, entregó un pliego petitorio en Palacio de Gobierno para que se atienda a los enfermos renales. El escrito lo recibió la Subsecretaría de Asuntos del Interior del gobierno estatal.


Ignacio Pérez Vega