Guadalajara, Jalisco.
Mari Ramos y Sandra Rivera llevan varios años en la búsqueda de sus hermanos, por quienes cada martes acuden al Servicio Médico Forense (Semefo) con la esperanza de encontrarlos o, al menos, una pista que les ayude a dar con ellos. Son las únicas que los buscan, pues las negligencias de las diversas instituciones de búsqueda durante este tiempo han consumido al resto de sus familiares con desesperanza o enfermedades que les impiden continuar.
Sandra busca a su hermano Rafael, desaparecido el 25 de septiembre de 2018 cuando salió de su trabajo por una llamada y hombres armados se lo llevaron en una camioneta.
“No sirvió de nada haber presentado la denuncia. No sirvió de nada haber pedido ayuda. No nos dieron avances. Hasta ahorita, mejor decidí ya no ir, mejor empecé yo a buscarlo por mis propios medios porque yo voy a Fiscalía y en vez de que ellos me digan qué avances tienen en la búsqueda, me preguntan a mí”.
Al Semefo, desde hace tres años llega un día a la semana a ver fotografías de nuevos cuerpos hallados en fosas clandestinas y a enfrentarse a los procesos burocráticos. Pasa todo el día ahí, desde las 7 de la mañana, cuando debe formarse para su turno hasta después de las 5 de la tarde, pues sólo hay dos personas que las atienden.
“Es horrible, solo Dios sabe todo lo que he visto y lo que yo he aguantado. De mi familia sí, (soy la única que viene a buscarlo). Mi mamá no está bien, está mala, entonces yo soy la única que vengo a buscarlo”.
En el caso de Mari Ramos, su hermano Juan Leonardo, de 16 años, desapareció el 10 de marzo de 2020 cuando supuestamente se fue a trabajar como albañil. Pasó lo mismo: la Fiscalía le pide avances a su familia y en su momento ni siquiera activaron la Alerta Amber.
Todos los martes acude al Semefo con la esperanza de encontrarlo.
“La búsqueda, pues es ver fotos, fotografías de los cuerpos que van llegando, de los cuerpos que salen en fosas, pero es muy desgastante y muy triste el estar ahí adentro, por todo lo que ves. De mi familia soy la única porque nadie ha tenido el valor de decir: yo me meto y veo, porque pues ahora sí que tienes que tener mucha fuerza para estar ahí adentro, porque imagínate que lo encuentres”.
En estos años, ambas han atestiguado cómo se incrementa la demanda en el Semefo de parte de familiares de desaparecidos.
Frente al envío de patrullas y policías estatales para amedrentarlas, luego de que dos mamás exigían la entrega de los cuerpos de sus hijos, las integrantes del colectivo Familias Unidos por Nuestros Desaparecidos Jalisco (Fundej) piden un mínimo de empatía, pero advierten que, de no ser así, no cesarán sus búsquedas ni sus exigencias, pues por este tiempo sólo les ha tocado sortear negligencias desde las distintas dependencias, y hoy “ya no le temen a nada”.
“Ya estamos muertas en vida, para que me entiendas, ya que más nos pueden hacer, ya nada. Al menos a mí, yo ya no le puedo tener miedo a nada. Yo lo único que quiero es encontrar a mi hermano”.