Respirar sola y vencer al Covid-19, el regalo  que anhela Marifer para su cumpleaños 31
Fotografía: Coordinación de Desarrollo Social




Guadalajara, Jalisco.

A unos días de llegar a sus 31, Marifer ya pensó en su deseo de cumpleaños: respirar solita, con sus pulmones, sin aparatos. Ella es uno de los 662 pacientes internados por Covid-19 que reporta el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Jalisco.

Está internada en la clínica 110. Todo el tiempo tiene unas puntas de alto flujo en la nariz que le provocan resequedad, y a veces sangra por momentos. Le dan más de 10 medicamentos, muchos de ellos deben ser comprados por fuera.

María Fernanda Valenzuela es una joven con trasplante de riñón desde hace 15 años. Era candidata a la intubación y, aunque al principio no había querido, llegó un momento en el que aceptó. Afortunadamente, con el equipo de alto flujo bastó.

Sus primeros síntomas comenzaron el 5 de julio. Empezó a perder el hambre, la fiebre no cedía, le costaba trabajo levantarse y comenzó la baja saturación de oxígeno. Luego de 10 días, empeoró.

Hay cosas que ya ni se acuerda, pero llegó al hospital casi ahogándose. Ni siquiera puede sentarse bien para comer, y aunque internada no ha perdido el apetito, algunos simples movimientos, como mover las piernas, bastan para que baje su oxigenación.

El riñón quedó intacto, pero el daño pulmonar es del 90 % en un lado y cerca de 20 % en otro.

Marifer tiene buen pronóstico por ser joven sin obesidad, pero los médicos le dicen que lo que puede suceder por el daño en pulmones es tardar más en recuperarse, durar internada más días de lo usual o enfrentar secuelas permanentes.

Con la llegada de pacientes en los últimos días al área Covid-19, ella afirma que fue la “semana de los jóvenes”. Apenas hace unos 10 días intubaron a uno de 36 años, pero murió.

Marifer no alcanzó a vacunarse porque a su grupo de edad todavía no le tocaba, y considera que, como población vulnerable por el trasplante, debieron priorizarla como a las personas de la tercera edad.

El equipo médico y de enfermería pregunta a todos los pacientes sí se vacunaron, pero algunos aceptan que no, con culpabilidad, como “niños regañados”.


Elizabeth Ortiz