El Análisis | Respiro para el empleo
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Ocotlán, Jalisco

Una buena noticia es la que tiene que ver con la recuperación del empleo: en el mes de agosto se recuperaron 92 mil puestos de trabajo formales en todo el país, de acuerdo a los datos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Esto representa un quiebre con la tendencia a la pérdida de empleos que se venía dando desde el mes de marzo, debido a la pandemia de Covid-19 y que ya derivó en que se perdieran un millón 117 mil empleos formales. En el sentido de la tendencia en medio de la crisis sanitaria y económica, los datos de agosto son alentadores y favorables. Pero en comparación con el tamaño de la pérdida, apenas representa el 8.2 por ciento del total de los empleos perdidos.

Si aterrizamos los datos en el estado de Jalisco, se trata de una recuperación de 15 mil empleos formales en el mes de agosto luego de una pérdida acumulada de 95 mil puestos de trabajo debido a la paralización de actividades por la contingencia. Estos números apuntan a que en el mes de agosto se encontró una manera de funcionamiento de la economía en plena pandemia que permite que muchos puestos vuelvan a reactivarse, que las empresas vuelvan a contratar y que algunos emprendimientos paralizados se reinicien. Aunque, en el contexto de la pandemia en el que la economía se mueve condicionada por los resultados en salud, hay que entender que es una recuperación importante pero tímida y altamente dependiente de lo que ocurra con la pandemia.

Si miramos lo que ocurre en las calles y en los negocios, los datos adquieren más sentido: comercios funcionando a medias, restaurantes que operan sólo con una parte de su capacidad, servicios que se han reinventado y que se encuentran en proceso de adaptación, así como sectores más castigados que buscan la manera de recuperarse, como el turismo, los espectáculos, conciertos, el entretenimiento y toda actividad que implique aglomeración de personas.

La referencia más cercana que tenemos de una gran crisis es la de 2009, cuando la economía se contrajo 6.5 por ciento. En aquella ocasión, el empleo tardó 14 meses en volver a los niveles previos a la crisis. Con los datos de agosto de este año -y haciendo la salvedad de que las cifras de un sólo mes son insuficientes para un pronóstico- se tardaría un año. Pero hay que hacer salvedades importantes: esta no es una crisis económica normal, la pérdida de empleos no es igual a otras que se han dado y, fundamentalmente, la crisis económica depende en gran medida de la crisis sanitaria debido a una pandemia que paralizó al mundo y que sigue sin ser controlada.

Más que los buenos indicios de agosto, lo importante es ver cuál será la estrategia para consolidar la recuperación de los empleos tanto en el corto como en el mediano y largo plazo. En crisis anteriores hubo recuperaciones de fachada, con puestos de trabajo que surgieron rápidamente pero que pagaban poco y se esfumaban con la misma celeridad. Los números de empleos que se recuperen son muy importantes, pero lo serán más si dichos puestos son de calidad, pagan bien y pueden sostenerse en el tiempo.

Por Héctor Farina Ojeda