El Análisis | La organización para enfrentar la crisis
Foto: Cortesía




Ocotlán, Jalisco

“El mayor indicador de pobreza es no estar organizado y el primer paso para superar la pobreza es organizarse”. Esto lo dice el filósofo colombiano Bernardo Toro en un libro titulado La ética del cuidado. El nuevo paradigma educativo (2018). Me parece importante recuperar estas palabras en tiempos de crisis, cuando la pandemia y la contracción de la economía sacuden todos los cimientos del funcionamiento de las sociedades. La pandemia de Covid-19 puso en jaque a la capacidad de organización de todos, así como la crisis económica nos confronta con el gran reto de organizar una economía mayormente informal para iniciar un proceso de reactivación.

Estamos en un momento de convergencia de crisis y estamos entre dos grandes frentes: la pandemia está lejos de concluir y esto implica que los contagios y las defunciones continúan golpeando a la gente; en tanto por el lado de la economía, la crisis es la más profunda en el último siglo y apenas se están reiniciando las actividades en forma paulatina. Pero toda la recuperación económica está supeditada al control de la crisis sanitaria: si disminuyen los contagios, habrá más confianza para las actividades económicas, pero si los contagios se incrementan, el daño a la economía será grande y la reactivación podría convertirse en retroceso.

Como nunca antes, el paradigma del cuidado nos exige organización, ya que nos enfrentamos a una crisis global que requiere de soluciones compartidas. Los esfuerzos individuales son necesarios pero no son suficientes. Pensemos en el caso del comercio, golpeado por el confinamiento, por el miedo y la desconfianza: si no hay organización para cuidar la salud y reiniciar actividades, lo más probable es que no generen confianza, sean muy vulnerables ante los brotes y tengan que sufrir las consecuencias sanitarias y económicas. En una zona comercial todos deben estar de acuerdo porque basta con que un solo negocio no cumpla con las medidas preventivas para poner todo en riesgo: la salud de las personas y la recuperación de los negocios.

La misma organización debe pensarse en todos los campos, como una forma de enfrentar la crisis. Comercios, restaurantes, tiendas departamentales, fábricas, puestos ambulantes… todos requieren de una organización sólida en defensa de la seguridad de sus actividades. Hay sectores altamente sensibles que requieren, como nunca antes, una organización para sobrevivir y emerger: el turismo y todos sus actores, así como los del sector del entretenimiento, entre otros. La economía y la salud dependen mucho de la organización, de la buena gestión y del trabajo colaborativo.

Esta necesidad de organización y de colaboración entre sectores también representa un desafío gigantesco: pasar del afán por la competencia desmedida, por crecer contra el otro y por defender lo propio aunque ello impacte al vecino, a una economía más colaborativa en la que lo más importante es el colectivo. Es un momento para romper el paradigma de la competencia canibalesca y pasar al trabajo colaborativo en el entendido de que la única manera de lograr mejoría para todos es superar las crisis de salud y de economía.

Por Héctor Farina Ojeda