Guadalajara, Jalisco. 

Las letras están de luto. El escritor brasileño Rubem Fonseca, de 94 años de edad, murió este 15 de abril en su departamento, en el Día Mundial del Arte, víctima de un infarto.

El cuentista fue considerado como uno de los escritores más sobresalientes de Brasil en los últimos tiempos, aunque fue hasta los 38 años de edad cuando comenzó a publicar sus historias cortas. Su narrativa contiene un estilo agudo y mordaz, con una gran facilidad para tratar tanto temas de crueldad y humor negro como cargados de erotismo.

Escritor de registros diversos y asombrosos, su obra vasta y compleja es una de las aventuras más estimulantes de las letras latinoamericanas. En sus páginas, los grandes temas de la literatura son narrados con el magnetismo hipnótico de un maestro del suspenso.

En el año 2003 la Feria Internacional del Libro de Guadalajara le otorgó el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances. Ese mismo año recibió también el Premio Camôes, el más importante de la lengua portuguesa.

Entre los títulos de Rubem Fonseca destacan: Agosto; Pequeñas criaturas; Feliz Año Nuevo; y Áxilas, de donde se desprende el siguiente fragmento de su cuento El disfraz y la euforia.

“Como dijo Mantegazza, el gran neurólogo, fisiólogo y antropólogo, la infancia es la edad de las interrogaciones, la juventud de las afirmaciones, la vejez, la de las negaciones. Sí, Mantegazza tenía razón, la vejez es la edad de las negaciones y la principal es la negación tajante de que uno está viejo.”