Entre minerales, fósiles y la artesanía




Por Luz Atilano

A sus 30 años, una edad relativamente corta, Katia Maricela Acosta ha recorrido diversos puntos del continente americano y de la República Mexicana. Viajes que le permiten la recolección de materiales geológicos que ella luego transforma en artículos artesanales como collares, aretes, pulseras, entre otros.

Es originaria de Honduras pero radica en Lagos de Moreno desde hace 9 años, lugar en el que decidió asentarse luego de formar una familia, para comerciar su trabajo. Orgullosa de ello, cuenta cómo desde muy pequeña se interesó en los minerales y los fósiles y cómo la artesanía, con el paso del tiempo, le ha permitido extender su labor hacia otros y muy diversos materiales:

«Bueno, yo inicié a los 12 años porque pues soy de Centroamérica y pues empecé a estudiar sobre los minerales y los fósiles, tengo algunos fósiles muy antiguos como el trilobite, que tiene más o menos como cien millones de años y me gustan los fósiles nacionales de aquí de México, que es como la monita negra, tengo fósiles de Madagascar… hago un poco de filigrana en alambre, macramé, trabajo lo que es la piel, a veces trabajo algunos engarces en plata, cuarzos, piedras semipreciosas y ropa artesanal…».

Comparte, sus artesanías llegan a todas las edades. Desde los niños que se ven atraídos por los cuarzos y las pulseras, las chicas que compran sus piezas de bisutería y las señoras que aprecian las prendas que realiza con bordados típicos y en crochet, hasta aquellos que motivados por algunas creencias y tradiciones buscan atrapasueños y piedras preciosas y uno que otro coleccionista que se interesa en los fósiles que ella recoge en sus recorridos.

Viajes en los que, cuenta, además de comerciar sus artesanías, va compartiendo e intercambiando conocimientos con otros artesanos del rumbo:

«Inicié bordando crochet y pues ya conforme me fui metiendo así a vender, fui aprendiendo un poco de las piedras y ya después fui truqueando un poco de lo que yo sé por otras cosas que saben otros artesanos… y fui intercambiando lo que yo sé por lo que otros saben y asi fui involucrándome en un poco de todo. […] Por ahora había salido como ocho meses, tengo una semana que llegué, estuve en busca de algunos minerales como piedras en varias partes de la República, estuve en Oaxaca, Campeche, Veracruz, Chiapas, Quintana Roo y estuve en Guatemala, en Nahuatitlán y pues ahora de regreso aquí en Lagos».

Katia lamenta que en ocasiones, gracias a la entrada de tanto articulo chino, las personas no valoran el trabajo de los artesanos y que crean que sus productos son caros. Comenta, lo importante aquí es valorar no sólo la calidad, sino todo el trabajo que implica realizar un artículo como los que ella ofrece, que son trabajos únicos, abstractos y originales a base de diferentes técnicas.

En el tiempo que tiene en Lagos de Moreno, comparte, lo que más disfruta es la convivencia con las personas que llegan a su puesto y que éstas se sientan atraídas por sus artesanías, le gusta ser propia patrona y que el oficio que eligió se va convirtiendo en una tradición y negocio familiar, pues su esposo y sus hijos también se van involucrando.

Aunque antes se colocaba en el Jardín Principal, por cuestiones del permiso que otorgan las autoridades municipales, actualmente se instala en la plaza IV Centenario en un horario aproximado de 11 de la mañana a 5 de la tarde.