Tragedia del incendio y la muerte de dos niños, pone en evidencia marginación en San Juan de Dios-Analco




Guadalajara, Jalisco

Pese a estar en el primer cuadro de la ciudad el barrio de San Juan de Dios, limítrofe con Analco, vive condiciones de marginación. Hay familias que viven hacinadas, niños con desnutrición, personas que no son ciudadanos, porque no cuentan siquiera con un acta de nacimiento.

Una Brigada de Servicio Social de la Universidad de Guadalajara (UdeG) trabaja en el lugar desde hace varios años, con psicólogos, trabajadoras sociales, abogados y médicos, por lo que darán atención psicológica a Aracely, mamá de 22 años de edad, que perdió a Nardia y Brandon, de 1 y 2 años de edad, quienes murieron al incendiarse su hogar, un pequeño cuarto de 3 por 3 metros, en el segundo nivel, de la calle Insurgentes, casi esquina con Medrano, a un costado de la Arena Coliseo.

Los pequeños fueron despedidos por sus familiares y vecinos, en una misa realizada en la parroquia de La Concha, en la calle Obregón y Churubusco y posteriormente fueron sepultados en el panteón de Tlaquepaque, donde el Instituto Jalisciense de Asistencia Social (IJAS) facilitó los trámites para que fueran inhumados.

René Rodríguez Sánchez, es psicólogo egresado de la UdeG y actualmente es prestador de servicio social. El brigadista dijo que dejarán que la madre y la abuela de los niños pasen la etapa de luto, para ofrecerles sesiones de terapia psicológica.

Un problema que revela el abandono en el que viven los habitantes de esa zona de San Juan de Dios-Analco es que los dos niños fallecidos: Nardia y Brandon, no tenían actas de nacimiento, como sucede con otros lugareños, relató el psicólogo René Rodríguez.

En la zona hay varias vecindades y fincas antiguas en malas condiciones, donde las personas viven hacinadas, donde se registran casos de prostitución, así como venta y consumo de drogas. De ello habla el brigadista de la UdeG.

Los prestadores de servicio social han hecho trabajo de juegos y socialización con los niños, pero no han tenido éxito, porque los pequeños primero necesitan comer. La parroquia de La Concha mantiene un comedor en Insurgentes, casi esquina con Gómez Farías, donde se les dan alimentos con una cooperación de dos pesos.

La zona se mantiene sitiada por vallas de la Policía de Guadalajara, desde el pasado 21 de abril, por un operativo en contra de narcomenudistas. Sin embargo, eso ha generado que los negocios del lugar, como fondas, tiendas de abarrotes, talleres y llanteras, sufran una severa caída en las ventas, porque se restringió el paso de peatones y vehículos.

En el caso de Aracely, ahora tendrá que reconstruir su vivienda, adquirir nuevos enseres domésticos, atender a su hija, que permanece grave en el Hospital Civil, tras el incendio ocurrido el lunes 8 de mayo y recuperarse emocionalmente de la tragedia que vive.


Ignacio Pérez Vega