Guadalajara, Jalisco.

En medio de la Marcha por la Paz y la Justicia que este jueves organizó la Universidad de Guadalajara (UdeG) para exigir la localización de Miguel Alejandro Soto Martín, estudiante de esta institución, su familia pidió el apoyo de la comunidad universitaria para hacer presión a la Fiscalía Estatal y que encuentre al joven de 22 años.

Ante los miles de universitarios que se encontraban en la Plaza de Armas, su mamá, Magda Martín, lanzó un grito desesperado de ayuda para localizar a su hijo, al que un grupo de hombres armados se lo llevó de su casa el pasado 15 de septiembre.

“Ayúdenme por favor a que esté de vuelta, que las personas que se lo llevaron, Dios les toque su corazón y me lo regresen vivo. Están en eso (revisando las cámaras). Nada, no he tenido un informe así tal cual de lo que se vio, las cámaras del fraccionamiento que ellos revisaron no se veían claras e iban a pedir otro enfoque. Yo nada más quiero que me regresen a mi hijo vivo. Nada más quiero a Miguel Alejando Soto de vuelta de vivo, ya no sé qué contestarle a mi hija cuando me pregunta que cuándo va a regresar su hermano, se me detuvo mi vida”.

Aseguró que no tiene ningún avance sobre la investigación que lleva la Fiscalía Estatal y tampoco la certeza que se hubieran llevado a cabo operativos para buscarlo en vida. Sobre la información filtrada a medios de comunicación sobre las posibles causas de la desaparición del joven, su mamá aseguró que no sabe nada, los policías investigadores sólo fueron a revisar su casa y no conoce sobre otra acción. Al Gobierno del Estado le exigió no criminalizarlo.

“Sí se los pido porque Miguel es un niño bueno, es un buen estudiante, es un buen niño, él no debe nada y no tiene por qué difamarlo, Miguel es un buen niño que tiene un futuro extraordinario y que va a regresar vivo conmigo y va a vivir su vida”.

A este contingente también se unieron familiares de otros desaparecidos en Jalisco. Luis Alfonso Serratos, hermano de Jonathan, estudiante de Cultura Física de la UdeG y visto por última vez el 9 de julio pasado, así como su mamá y otras hermanas, decidieron unirse a esta manifestación al ver la convocatoria en redes sociales.

“No tenemos nada de avances, es más la información que le hemos dado nosotros, que lo que ellos han investigado, vamos y vamos y nos dicen que están investigando, pero nada de pruebas concretas, no hay nada de cámaras del C5, no nos han entregado su carro que ya apareció en Miramar, la última ubicación de su celular fue en Pueblo Quieto, no se han metido, no sabemos por qué y pues estamos desesperados pidiendo ayuda. Hoy venimos aquí a la marcha de UdeG, y estamos queriendo lo mismo que todos, justicia y que se esclarezca el caso de mi hermano”.

Fotografía: Ignacio Pérez Vega

Beatriz Olivares, mamá de Antonio, llegó al finalizar esta manifestación para exigir justicia por su hijo, a quien el pasado 11 de junio también lo sacó de su casa un grupo armado. No hay avances ni se sabe nada de los responsables.

“Yo me uno a todas las movilizaciones que se hacen, pero al fin de cuentas todos somos desaparecidos, somos muchos. Esto es lo mismo para todos porque a todos, pues, yo he corrido con la suerte de que a mí sí me atiende el ministerio público, pero para qué, o sea, decir nada. Estas manifestaciones de todas las personas desaparecidas deben de ser diario para poder que el gobierno se concientice y que hagan algo”.

Finalmente, Héctor Flores, fundador del colectivo Luz de Esperanza y quien busca a Héctor Daniel, dijo que ven bien esta articulación desde la UdeG por los desaparecidos y esperan que esta manifestación sea el parteaguas para que se movilice igual por todas las personas que no han sido encontradas en Jalisco, especialmente los demás universitarios.

“Ya era tiempo de que empiece a movilizarse por sus desaparecidos, que son de todos y que apoye a todas las familias que estamos en búsqueda de nuestros familiares. Ojalá no sea la última, que se sigan movilizando, y apoyen a los colectivos en las marchas de los colectivos, no solo sus marchas como Universidad”.

Fotografía: Fátima Aguilar