El cuento ha tenido la mala fama de ser un género menor: Sergio Ramírez en FIL
Encuentro Internacional de Cuentistas FIL Literatura Foto: Héctor N.




Guadalajara, Jalisco. 

El escritor nicaragüense Sergio Ramírez, abrió el Encuentro Internacional de Cuentistas FIL Literatura, en donde recordó que se entrenó como cuentista desde los 14 años leyendo autores como el ruso Antón Chéjov y desde entonces consideraba que el oficio de cuentista nada tenía que ver con el de novelista, que se podía ser cuentista de manera autónoma.

Conservó esa autonomía de vuelo hasta que 10 años después, en su primera novela, notó que la formación de cuentista estaba muy presente.

"De hecho la primera novela que publiqué en 1970, yo creo que era una especie de colección de cuentos hilvanados, porque seguía pensando en mi entrenamiento que yo tenía de los cuentos".

Una de las principales enseñanzas que le dejó Chéjov al escritor, de 80 años, es que los cuentos no se escriben sobre los héroes, sino sobre los personajes anónimos, los secundarios, sobre los perdedores.

"Mis cuentos salen de noticias del periódico, de la página roja, de una conversación casual que escucho de un autobús o en la mesa de al lado del restaurante. Creo que un cuentista necesita lo que un músico llamaría un pie musical, una idea central y después quedarse con esa idea, dejarla, transformarla y desarrollarla"

El Premio Cervantes 2017 expresó que para él es muy fácil darse cuenta cuando una historia que le llega terminará en una novela o un cuento, pues el proceso de la novela es mucho más complejo, se le tiene que dedicar al menos tres años, en cambio, un cuento puede concluir en días.

Sergio Ramírez reconoció a Juan Rulfo como el último gran cuentista, pues después él, el cuento perdió vigor y vigencia.

Finalmente, lamentó que para las editoriales pese más una novela que un cuento, pues este último ha tenido la mala fama de ser un género menor.

El escritor presentó su nuevo libro de cuentos “Ese día cayó en domingo” y actualmente reside en Estados Unidos como maestro en la Universidad de Princeton y enfatizó la maravilla que significa la FIL Guadalajara.


Héctor Navarro