Ecuador vive un nuevo episodio de contaminación petrolera en la Amazonía
Fotografía: EFE/Iván Izurieta.




Quito, Ecuador.

La rotura de un oleoducto privado en una región montañosa de la Amazonía de Ecuador, que generó el pasado un derrame aún no cuantificado de crudo, reanudó una larga telenovela de los pasivos ambientales provocados por la industria petrolera en esa selva considerada como un pulmón del mundo.

El peligro de que el vertido de petróleo derramado por la rotura del Oleoducto de Crudos Pesados llegue a fuentes de captación de agua o al caudaloso río Coca, río Coca, es la tarea principal de las entidades públicas y privadas involucradas en el trabajo de reparación, remediación y limpieza del área afectada.

El consorcio OCP-Ecuador, que opera el oleoducto, aseguró que la rotura de su tubería se debió a la caída de rocas sobre la infraestructura, que derivó en el derrame.

El percance ocurrió en la zona del río Piedra Fina, en la zona de San Luis, afectada desde hace unos años por una erosión regresiva del suelo que obligó a construir variantes en el trayecto de los dos oleductos que pasan por el lugar y que ya, en abril del año pasado, generó un derrame que afectó a muchas comunidades de la zona.

Tras la rotura de la tubería de OCP, el Gobierno ecuatoriano acudió a su ayuda y desplegó material y equipo para apoyar las acciones de contingencia de la firma privada.