El diseño sonoro es un acto cinematográfico: DocuLab FICG
Fotografía: Miriam Jiménez.




Guadalajara, Jalisco.

Aunque la realización cinematográfica implica una propuesta de imagen y sonido idílicamente equilibrada, el trabajo del sonidista generalmente se invisibiliza ante una sociedad que es principalmente visual. Partiendo de problemáticas como estas, los cineastas Odín Acosta y César González contaron sus experiencias en el rubro, dentro de la Máster Class: “Escuchar es mirar, sonido cinematográfico”, que formó parte de las actividades de DocuLab, del FICG 37.

César González, post-productor de audio en cine que ha trabajado con directores como Alfonso Cuarón y Amat Escalante, explicó que el cine no puede ser capturado desde un mismo punto de vista, pues cada creación tiene su propia perspectiva que requiere de un ritmo y tiempo propio.

De igual forma, González explicó que para la creación de un buen diseño sonoro es necesario tomar en cuenta diversos factores que implican escuchar la película muchas veces. “Darle poco tiempo al diseño sonoro es matar la película. El diseño sonoro es un acto cinematográfico”, comentó.

Durante el diálogo, se precisó la importancia del trabajo colaborativo en una producción, así como las diferencias entre el diseño sonoro en ficción y documental. Con respecto a ello, González reconoció que el diseñador sonoro debe ser un excelente comunicador, con la capacidad de transmitir la idea del director hacia todo un equipo de trabajo.

Por ello, César apuntó hacia la necesidad de pensarse como un cineasta que hace sonido, y no como un sonidista que hace cine, pues dichas aproximaciones crean perspectivas distintas en una producción.

Por su parte, Odín Acosta, fundador del estudio OA Sonido y colaborador en más de 100 proyectos como diseñador de sonido, definió al diseño sonoro como una labor capaz de generar tranquilidades y resolver conflictos, los cuales derivan en la construcción de una película.

De esta forma, el tapatío explicó que el oficio del sonidista interioriza nuestro entorno y desarrolla la sensibilidad sonora de los espacios.

“Nos convertimos en adivinos que predicen cómo las cosas van a sonar”, reconoció.

Redacción: Miriam Jiménez / NCC Iberoamérica