Guadalajara, Jalisco.

"Me decían: ‘tienes que ser fuerte, Dios así lo quiso, tienes que salir adelante’. Pasaron tres o cuatro semanas ya, por el lado de la familia de mi esposo, a los tres días me dijo: pues ya no importa, ya vendrán otros bebés, te cuidaste mucho, pero algo te faltó".

Estas y muchas frases más son las que escuchan cientos de mujeres y parejas que tienen partos prematuros, abortos espontáneos y muertes de sus bebés durante el embarazo, en el parto y poco después del parto.

Mary Soco Ortíz y su esposo perdieron a su bebé en la semana 39 de gestación. En ninguna de ellas hubo contratiempos. Su ginecóloga incluso les dijo que su embarazo era "como de libro"; es decir, sin ninguna complicación, cumpliéndose con creces las expectativas; sin embargo, llegó la revisión de rutina de ese mes y ahí comenzó la pesadilla:

"Llegamos a la semana 39 del embarazo, era en la semana que estábamos esperando el parto. Nos piden un análisis fetal para decidir si esperamos un parto natural, una cesárea o un parto inducido y ahí, en ese estudio, el médico nos dice que no hay frecuencia cardíaca, que no hay latido. Es algo que no esperábamos. No había nada, era un embarazo perfecto, análisis cada dos semanas, no había nada que nos dijera que había sucedido".

Al darles la noticia, su doctora les sugirió una cesárea para finalizar el embarazo. A las tres horas ya estaba en el quirófano, pero incluso durante la cirugía, la doctora insistió una y otra vez al padre en buscar una funeraria para llevar el cuerpo de su bebé, sin poderse despedir de su pequeño:

"En lugar de ofrecernos crear recuerdos, tomar sus huellas, nos forzaron a que se lo llevaran a la funeraria. Mi bebé nació a las 7 de la noche y a las 10 de la noche mi esposo lo entrega en la funeraria, a él se lo permitieron ver 15 minutos. A mí, la enfermera se le olvidó llevármelo. Cuando yo se lo pedí es porque ya me tenía que cambiar del quirófano a la habitación y me dijo: ‘Ay, se me olvidó’. Me lo llevó dos minutos, me lo dejó a un metro de distancia, recuerdo que tuve que meter mis manos entre los barandales de la camilla con todo y cesárea, con todo el dolor para alcanzar a tocarle su cabello, fue el único momento que vi a mi hijo".

Pero la pesadilla no terminó ahí. Sin la más mínima empatía, las enfermeras llegaron a "amarrarle" los pechos, una práctica completamente violenta que se realizaba hace 40 años, y a darle medicamentos para inhibir la lactancia sin presentarle las opciones que tenía:

"Una hora después llegan dos enfermeras a amarrarme los pechos en un acto que es muy violento, tienes el dolor de una cesárea, que es una operación de grado mayor y aparte te amarran los pechos, no te pueden mover. El dolor que traes emocional y, dos horas después, la ginecóloga habla para informarme que entre los medicamentos me dio una pastilla para inhibir la lactancia, no me dio opciones. Hoy yo sé que hay opciones: la inhibición natural o la donación de la leche materna, pero en lugar de darme opciones, eligieron por mí".

Además de haber sufrido la pérdida de su bebé, Marisoco sufrió también la falta de empatía del personal de salud que la atendió en un hospital privado. Se sintió violentada y sobrepasada, nunca le ofrecieron acompañamiento emocional, terapéutico ni psicológico.

Después de seis meses de haber sufrido la muerte de su bebé, en enero de 2020, Mary Soco y su esposo conocieron a un grupo de parejas que como ellos habían vivido esta enorme pérdida, pero eso se los cuento mañana en la siguiente entrega.

Surge red de acompañamiento al duelo en muertes ocurridas antes, durante y después del parto

Escuchar la nota Guadalajara, Jalisco.Vivir la muerte de un bebé durante el embarazo, sea la semana que sea, durante el parto o después de éste, es una experiencia para la cual nadie está preparado.En el caso de los embarazos deseados y buscados, es todavía más traumático y a veces el sistema de Salud no ayuda, por. … Sigue leyendo Surge red de acompañamiento al duelo en muertes ocurridas antes, durante y después del parto

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