Chalino Sánchez, a 30 años de la primera tragedia del regional mexicano
Fotografía: EFE/Juan Carlos Cruz




Ciudad de México, México.

A tres décadas del asesinato de Rosalino “Chalino” Sánchez, el crimen sigue impune, su música y leyenda viva y su figura, junto a la de muchos más cantantes del regional mexicano, siguen formando identidad en quienes los escuchan.

“'Chalino' ayudó a fijar desde dónde se enuncia el narcocorrido en Estados Unidos, aunque las historias -la mayoría- surgían en México, y ayuda al proceso de ‘remexicanización’ de segundas y terceras generaciones de mexicanos que vivían allá”, asegura en entrevista con Efe Juan Carlos Ramírez-Pimienta, profesor de literatura y cultura mexicana en San Diego State University-Imperial Valley.

Aunque "Chalino" es apodado el “Rey del Corrido”, Ramírez-Pimienta aclara que no es el padre de los narcocorridos como se plantea en ocasiones, pero que su labor y grandeza radica en que “ayudó a revitalizar el género después de varios años del ‘semirretiro’ de Los Tigres del Norte, ahí quedó ese vacío y es cuando surge 'Chalino'”, menciona.

Nacido en 1960 en Culiacán, Sinaloa, "Chalino" tuvo que enfrentar adversidades, entre ellas la pobreza y la pérdida de su padre a los seis años de edad.

Con 17 años se mudó a Estados Unidos, en donde tuvo diversos trabajos y donde buscó establecerse, se casó, tuvo dos hijos, pero una tragedia sería la que se cree lo impulsó a componer: el asesinato de su hermano Armando.

Sin una voz privilegiada, pero con un gran talento en la composición, el productor Ángel Sánchez le dio a "Chalino" la oportunidad de grabar su música en casetes, siendo “El sapo” el primer tema que quedó plasmado, de 13 materiales que haría de 1980 al año de su asesinato en 1992.

Su vida se ha construido a partir de leyendas, se cree que huyó de México tras haber asesinado al abusador sexual de su hermana, que fue en la cárcel donde compuso su primera canción, que junto a su hermano Armando fue “pollero” en la frontera y que incluso llegó a vender drogas; sin embargo, para Ramírez-Pimienta, todo eso es difícil de comprobar.