Canasta básica, un lujo culinario | Independencia alimentaria: la opción



Guadalajara, Jalisco. 

Ya te expliqué por qué el dinero vale cada vez menos. Te enteraste cuáles son las razones detrás de esa realidad. También te dije que no hay estrategias efectivas para revertirlo.

Entonces, ¿Todo está perdido?

La realidad es que no.

En medio de esta crisis económica global en la que conseguir alimento se vuelve cada vez más difícil y caro, y en la que los gobiernos no garantizan la seguridad alimentaria, como el propio presidente Andrés Manuel López Obrador lo reconoció el pasado 23 de septiembre, es fecha en la que no se ha trazado una política que incentive el autoconsumo.

Porque sí: aunque vivas en un departamento en la ciudad, tú puedes cultivar tus propios alimentos en casa.

Foto: Huerto Urbano - El Rincón Verde

¿Cómo? Omar Adonaí, gerente de Rincón Verde, compartió qué es lo que las personas pueden hacer para empezar a cosechar frutas o verduras en espacios reducidos, y de una manera sencilla:

“Un huerto urbano puede ser un espacio, por mínimo que sea que tú le quieras dedicar para generar tus propios alimentos; existen varios tipos de huertos: el medicinal, en el que tienes plantas aromáticas que sirven para hacer té e infusiones, o el de hortalizas, que es donde en unas macetas pones lechugas, acelgas, espinacas”.

Bajo este método, los tiempos de espera para obtener alimentos varían. Por ejemplo, sembrar una lechuga demanda entre 20 y 30 días, y se puede cosechar en un bote de dos litros. Solo se requiere tierra, agua y la hortaliza.

Omar Adonaí detalló los tiempos y procesos que requieren algunos de los frutos para su cosecha en la ciudad:

“En las variedades de frutos es donde sí se requiere un poco más de paciencia, porque pueden ser 90-120 días para que tengas chiles y jitomates, y de ahí aprovechar la fase productiva que tiene la planta para que obtengas la mayor cantidad de frutos y después perecería esa planta y tendrías que iniciar otro ciclo”.

Entre las ventajas que traen estos huertos en casa, destaca el que no hay desperdicios, porque uno toma lo que cree necesario para comer en el momento; el sabor y la calidad, que es mejor porque no hay fertilizantes ni agroquímicos, y aunque suene romántico: retomar la conexión del hombre con la tierra.

Tan efectivo ha sido el uso de huertos urbanos en la historia, que Estados Unidos: la potencia mundial más grande y de mayor consumo en el mundo, aplicó esta política después de la Gran Depresión en 1928. De hecho, la bautizó como “huertos de emergencia”.

De nuevo, no todo está perdido. Pero la estrategia sí ha sido olvidada y reducida, y las grandes cadenas alimenticias prácticamente “enterraron” esa estrategia. Una prueba más de esto son las aplicaciones de venta de comida o incluso el mandado directo a tu domicilio, con un solo clic.

Foto de Kashif Shah: https://www.pexels.com/es-es/foto/comida-madera-arena-verano-11707880/

Pero en vista de la realidad actual, los huertos urbanos deberían ser la política pública más promovida por los gobiernos locales para enfrentar el cambio climático y las crisis económicas. Al menos así lo afirma Omar Adonaí:

“Lo ideal es que todos buscáramos esa autosuficiencia donde se cumpliera un ciclo donde los desperdicios que generamos se convierten en composta y después esa composta se utilice para fertilizar tu propio huerto y le des la vuelta a todo”.

Como puedes escuchar, sí existe luz al final del túnel. La inflación es una palabra que causa mucho miedo, pero una buena práctica autosustentable puede ayudar a contener sus embates y, sobre todo, romper con la independencia de la industria alimenticia como la conocemos actualmente.

Te invito a leer el especial completo: Canasta básica, un lujo culinario. 


María Ramírez Blanco