Advierten de un subregistro en casos de violencia de género
Fotografía: EFE/Archivo




Guadalajara, Jalisco. 

El periodo de aislamiento social que tiene a la mitad de la población mexicana resguardada en casa supone un riesgo adicional para niñas, niños y mujeres que viven en un entorno violento, pues convivir más tiempo con su agresor incrementa las posibilidades de que sean agredidos.

De acuerdo con Anayeli Pérez Garrido, del Observatorio Nacional del Feminicidio, durante una conferencia en línea, aunque algunos gobiernos han presumido cifras de disminución de violencia doméstica o de género no significa que este fenómeno haya bajado, sino que la denuncia se complica durante la cuarentena.

“Tenemos poca información por lo reciente de la contingencia, por las deficiencias que siempre ha habido por la cuantificación de denuncias. Solo tener las cifras de las denuncias que formalmente se presentan no representa la situación de violencia real porque sabemos que hay una cifra negra donde las mujeres y otras poblaciones, sobre todo las niñas y niños, no tienen posibilidad de denunciar y esa cifra no se cuantifica".

Por su parte la activista María Elena Morera, de la asociación civil Causa Común, sugirió que las autoridades deben ser más sensibles y dar seguimiento a las mujeres con antecedentes de violencia en casa debido a que la situación actual dificulta incluso hacer una llamada de emergencia.

“Esto lo que significa es que ahora las mujeres no están llamando por miedo, no porque no

estén sucediendo las cosas, aquí lo que necesitamos es políticas mucho más creativas para

que esto no suceda, porque aquí lo que tenemos es la tormenta perfecta donde las mujeres y los niños corren un gran riesgo. Al aumentar el estrés en los padres, es un predictor de que va a aumentar el abuso físico en contra de los niños y las niñas".

Ante este contexto, las activistas recomendaron a las mujeres tejer redes de apoyo, ya sea con hermanas o vecinas para que estén pendientes de lo que ocurre en casa y llamen a la policía en caso de identificar comportamientos atípicos o señales de alerta, bajo el entendido de que la agraviada no puede hacerlo por el sometimiento de su pareja agresora.