En imagen del Señor de la Pasión o Padre Jesús, el origen de las calles adornadas.
Festejos del 06 de Agosto en los años sesentas del siglo XX tomada de la fototeca del Archivo Municipal de Lagos de Moreno.




El antecedente de esta tradición se remonta a la creación entre 1650 y 1660 de la Cofradía de El Calvario; a la donación de dicha imagen unos diez años después; y a la licencia de construcción de la peculiar capilla a finales del siglo XVIII

Por Luz Atilano

Para gran parte de los laguenses y visitantes habituales a este municipio, es una tradición acudir cada año, del 25 de julio al 06 de agosto, a las conocidas como calles adornadas en el primer cuadro de la ciudad. Sin embargo, pocos saben del origen de esta celebración que se suma a las Fiestas de Agosto. Y es que esos esos trece días que vecinos aprovechan para engalanar sus calles y que la imagen peregrina del patrono de Lagos, conocida como “Padre Jesús”, recorra y visite cada una de ellas, poco a poco se ha insertado en la identidad local.

Para hablar de dicho origen, el cronista colegiado, Ezequiel Hernández Lugo, quien ha dedicado gran parte de su vida a la historia de Lagos de Moreno, se remonta a la creación entre 1650 y 1660 de la Cofradía de El Calvario; a la donación de dicha imagen por Catalina Jiménez de Castro, unos diez años después; y a la licencia de construcción de la peculiar capilla a finales del siglo XVIII. Pues dice, esos tres hechos propiciaron a lo largo de los años distintos tipos de veneración a Padre Jesús.

Entre ellos, la institución de las fiestas profanas de Lagos en 1872, concluidas el 06 de agosto, y la primera vez que la imagen del también nombrado Señor de la Pasión bajó de El Calvario para recorrer el decanato, las estaciones señaladas sobre Calle de La Estación (ahora Constituyentes) y antes de subir quedarse en el Santuario de Guadalupe, en 1897.

“Señalan el día y fue nueve o diez días antes del 06 de agosto de 1897. Entonces, ese día se organizó para llevar la imagen, una carretela, la treparon… la gente se dio cuenta, empezó a llegar y empezó a llegar de todos los rumbos de la ciudad. Como todos se habían cooperado, la llevaban atrás de la carretela con música, danza también… Dice un apunte, una crónica por ahí de esa fecha que iba tanta gente a tal grado que ya no cabía la gente en la calle y nunca había habido nada, fue la primera subida”, comparte el cronista.

Si bien la veneración ha sido siempre la misma, con el paso del tiempo las formas fueron variando. De tal modo que para los años 70 del siglo XX, iniciaron propiamente lo que hoy conocemos como La Bajada y las visitas de Padre Jesús a distintos templos del municipio. Rituales a los que sumaron actividades profanas o más de entretenimiento como juegos mecánicos, de azar, peleas de gallos, vendimia de alimentos, entre otros.

Fue el adorno de la calle por la que atravesaba la imagen el que, por esos mismos años, motivó la extensión del festejo de tres a cada vez más calles del centro:

“Luego ya, se discurre con La Bajada, más bien empieza prácticamente el arreglo de las calles: lo profano con lo religioso. Esto de las calles adornadas no es muy antiguo porque no había luz, pero sobre todo las principales, nada más. La principal era nada más la Constituyentes, que ya después cuando se arreglaron las calles, se fueron ampliando (las calles arregladas), pero ya fue de los años 70 para acá y más de los 80 para acá, cuando ya los Ayuntamientos participaban con vendimias que primero fueron licencias que se daban a los vecinos para que aprovechando las fiestas sacaran un dinerito y se ayudaran”, añade Hernández Lugo.

En la actualidad, las calles adornadas son las paralelas al templo de El Calvario; comienzan en Abraham Vega y llegan hasta Ramón Corona, cada año vistiéndose de colores, sabores y alegría; y siendo a la vez un punto de reunión de habitantes, y visitantes que disfrutan infinidad de antojitos, juegos mecánicos y otros tipos de entretenimiento.

Esta, que es la parte tradicional de las Fiestas de Agosto, es además motivo de unión entre vecinos, quienes se organizan por su cuenta para la colocación de adornos colgantes que van desde lazos con moños y flores de colores blanco y morado, uvas, ostias, entre otros… y los que son pintados o armados con aserrín para formar un camino en el suelo.