Trabajar para apoyar a la familia




Por Luz Atilano

La necesidad llevó a Jorge Alberto Jiménez Espinoza, de apenas 15 años, a trabajar desde muy joven, lo que implicó que abandonara sus estudios. Y es que, comparte, la razón es por encima de todo su familia y apoyar con los gastos de la casa:

«Pues para salir adelante con mi familia, pues somos cuatro hombres y mi padre no está con nosotros… y pues para sacar adelante a nuestra madre, por eso fue la necesidad y empecé a trabajar».

Jorge es el tercer hijo y junto a su madre y sus dos hermanos mayores sostienen el hogar. Luego de iniciarse en algunos otros empleos, se dedica desde hace cerca de dos meses a la venta de aguas frescas en un modesto puesto instalado en las inmediaciones de la Preparatoria Regional de Lagos de Moreno.

Allí, con un trato amable y siempre con una sonrisa en el rostro, ofrece sobre todo a estudiantes aguas de horchata, de limón con chía y, la especialidad, de crema de coco. Su disposición al trabajo se hace notar en su puesto, pues comenta, le gusta tenerlo limpio y presentable, con todo en orden.

Jorge comenta que le gusta trabajar, y particularmente en este negocio porque, si bien depende de un patrón, por ahora le genera ganancias suficientes para apoyar en casa y, además, se adecúa perfecto a él, por ser menor de edad.

Aunque la jornada de venta es de 11 de la mañana hasta las tres o cuatro de la tarde, ésta implica otras labores. Jorge nos cuenta un día de trabajo:

«Me levanto a las seis y media de la mañana y como vivo en Vista Hermosa y la bodega está acá en la Hernando de Martell, me levanto y pues tengo que agarrar el camión de las siete o siete quince y ya llego y empiezo a pelar cocos y a hacer las aguas, ya después hacemos las aguas y nos vamos a La Hielera a echarles hielo y el azúcar; y ya después de la azúcar y el hielo me trae mi patrón para acá en una camioneta y ya terminando de aquí, él me recoge y entrego cuentas y termina el día».

Aunada a su jornada de lunes a viernes, se encuentra la de los fines de semana, que más o menos igual desempeña en los tianguis. Con pocas palabras y quizá algo de pena, este joven también cuenta cómo es que se adaptó al trabajo y que lo que más le agrada, además de la tranquilidad, es poder ofrecer un servicio para saciar la sed de las personas sobre todo en esta temporada de calor.

A pesar de su corta edad, es consciente de lo difícil que es salir adelante. No obstante, comparte un mensaje para otros jóvenes como él:

«Pues más que nada que le echaran ganas porque pues no es fácil la vida, siempre hay un motivo por qué (seguir)».