Tlacuache, maestro escapista




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Por Roberto Castelán López

El tlacuache, también conocido como zarigüeya, es una especie de marsupial muy abundante en todo Norteamérica y uno de los linajes de mamíferos más antiguos encontrados hoy, con casi 70 millones de años.

Su nombre proviene del náhuatl tlacoatzin, y significa “el pequeño que come fuego”. Título que se le dio a partir de una leyenda Mesoamericana que narra como este curioso animalito se acercó a una hoguera de los dioses y quemó su cola, quedándole así desprovista de pelo.

Didelphis virginiana, como se conoce por su nombre científico, tiene una impresionante tolerancia hacia la presencia del hombre. Su rango parece extenderse en paisajes cada vez más urbanizados. Aquí en los Altos de Jalisco es muy común, como en casi cualquier lugar prácticamente.  Le puedo asegurar que usted, estimado lector, alguna vez se ha encontrado con uno de estos peculiares animales, o por lo menos lo ha visto a la distancia.

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Son estrictamente nocturnos, teniendo mayor actividad durante la madrugada. Su dieta es muy variada, por lo que se les considera omnívoros en toda la extensión de la palabra. Pueden alimentarse de pequeños vertebrados e invertebrados, frutos, plantas, semillas, carroña y basura. También se ha encontrado comida de animales domésticos en sus estómagos.

Cabe resaltar que son animales muy solitarios, solo las hembras son acompañadas por sus crías durante un periodo corto de tiempo. Para defenderse de sus depredadores, primero pretenden ser animales muy agresivos, sueltan una cantidad excesiva de saliva y muestran los dientes mientras emiten una gran cantidad de chillidos y gruñidos. Si esto no funciona, entonces pasan al plan maestro; recostarse sobre su lomo al mismo tiempo que emiten un olor desagradable a putrefacción, simulando que están muertos. Para muchos animales que los depredan, la carne en descomposición representa una fuente de alimento nociva, por lo que terminan el ataque después de esta estrategia conocida como tanatosis, hacerse el muerto.

Generalmente se piensa que son ratas de gran tamaño, o que podrían estar relacionados con estas. Sin embargo son organismos muy diferentes. Las características del tlacuache son propias de un marsupial. Al igual que los koalas o canguros, posee un marsupio en donde recibirá a la cría después de haberle dado a luz, en un periodo de gestación muy corto. Pese a ello, esta cría aún no habrá completado su etapa embrionaria por lo que permanecerá en esta estructura prensada a las glándulas mamarias de su madre por un periodo aproximado de 70 a 80 días.

El tiempo de gestación es en verdad corto, según expertos dura apenas unos 15 días. No solo nace una cría, sino varias, de las cuales pocas logran llegar al marsupio.

El tlacuache adulto presenta las siguientes características que permitirán identificarlo en campo:

  • Es un mamífero de tamaño similar al de un gato doméstico, con piernas más cortas, y pesa de dos a siete kilogramos.
  • Posee una cola larga, robusta y con una apariencia escamosa, desprovista de pelo que es prensil.
  • Una nariz puntiaguda y unas orejas redondeadas. En las patas tienen un pulgar oponible, similar al de los primates.
  • Se caracterizan por tener una coloración grisácea o blanquecina con pelo largo de puntas blancas y con la parte media basal de las piernas, cola, patas y orejas en color negro.
  • El rostro es de una coloración más clara que el cuerpo. Toda su parte ventral es blanca, crema o amarillenta.