La Victoria, despegue industrial de Lagos de Moreno




Por Luz Atilano

El segundo Marqués de Guadalupe, José María Rincón Gallardo, fue uno de los personajes que empujaron el progreso de industrialización en Lagos de Moreno. Hacia 1835, después de residir en Aguascalientes, llegó al municipio y comenzó a abrir una serie de establecimientos industriales asentados sobre todo en el barrio de La Luz, que hoy podríamos denominar como nuestra primera zona industrial.

Mario Gómez Mata, cronista y jefe del Archivo Histórico, menciona que ahí destacaron la construcción en 1853 de un molino hidráulico de trigo en lo que hoy son las instalaciones de la clínica vieja del IMSS, por la calle Hernando de Martel; la remodelación de un acueducto en 1840, que venía de las pozetas de La Higuera para desembocar en el Jardín Grande; y desde luego, la Fábrica textil de hilados y tejidos La Victoria, principal fuente de empleo por sesenta años.

«Él abrió adicionalmente una fábrica textil, de hilados y tejidos La Victoria, hacia 1862, también ya para procesar algunos productos de lana y algodón, que eran las principales materias primas. La familia Rincón Gallardo ya tenía antecedentes de haber manejado, en la época virreinal, obrajes para procesar textiles de lana de borrego, aprovechando que ellos criaban ese animal en sus haciendas vinculadas a Ciénega de Mata. Y bueno, aprovechando esa experiencia, abrieron la fábrica de hilados y tejidos La Victoria, que según narran los cronistas de la época, fue la más importante fuente de trabajo para laguenses, que llegó a ocupar casi a mil personas con buenos salarios que daban al obrero suficiente para su alimentación, vestido y sustento. Se construyó para ello un edificio de tres plantas, hermosísimo».

En La Victoria se procesaban textiles de algodón de lana como frazadas y rebosos que se distribuían en diferentes partes del país. En 1878 estuvo a cargo de Juan Bautista Rincón Gallardo, hijo del marqués, quien se asoció con los textileros de Coahuila, específicamente con Gustavo Adolfo Madero González (hermano de Francisco I Madero), quien se convirtió en el gerente y durante el porfiriato lideró los mejores años de la fábrica. Sin embargo, relata el cronista que al inicio de las luchas revolucionarias llegó a ésta su primera gran crisis, sobre todo al ser tomada por las tropas de Francisco Villa en 1914.

«Madero se va de Lagos de Moreno hacia 1906, termina su sociedad con Juan Bautista Rincón Gallardo, quien maneja ya solo esta fábrica La Victoria, y es quien enfrenta la crisis de la Revolución Mexicana de 1910, que cuando entran las tropas del general Francisco Villa a Lagos en octubre de 1914, es ocupada por los villistas para utilizarla para su ejército, para vestir a su ejército… igual que ocuparon muchas haciendas de Lagos de Moreno para abastecer de alimentos y granos a sus tropas».

Terminada la Revolución Mexicana, la fábrica se repuso sólo un poco, pues no pasó mucho tiempo cuando los trabajadores iniciaron una gran huelga que agrandó la crisis y llevó a su cierre definitivo el 29 de julio de 1922. Situación que generó en Lagos un largo periodo de pobreza y de hambrunas.

«Y según cuentan cronistas como Jesús Martínez, pues causó una hambruna tremenda, aunada a la que venía padeciéndose por la Revolución Mexicana, donde muchísimos negocios quebraron y empezó un buen éxodo de familias laguenses hacia otras poblaciones tanto de México como del extranjero, buscando sobrevivir de esta crisis ya inclusive alimentaria, porque dice Jesús Martínez que la gente se subía a los cerros a buscar comida para comer, desde nopales, y que se comían incluso hasta las suelas de los zapatos. En fin, era una crisis horrible que vivía Lagos de Moreno a la hora que ya no había empleo».

Del edificio de La Victoria, que muchos conocemos únicamente por fotografías, sólo quedan algunos vestigios, pues lamentablemente fue demolido a mediados del siglo pasado y en 1968 se inauguró en su lugar la mencionada clínica del IMSS, pese a que existió oposición de algunos como el cronista José Amador Villagrán.

Para Gómez Mata, fue un hecho terrible debido a que no sólo se perdieron empleos en dicha época; además de ello, la ignorancia brutal que no en pocas ocasiones caracteriza a las autoridades, provocó la pérdida de ese gran patrimonio que marcaba el despegue industrial de Lagos de Moreno, uno de los edificios más hermosos, de estilo neoclásico, en el casco histórico, y del que ahora sólo pueden observarse los muros posteriores de la clínica que dan hacia el Jardín Grande, antes la huerta de la quinta del marqués de Guadalupe.