La Danesa 33: sabor, empleo y familia




Por Luz Atilano

Muchos recordarán el delicioso sabor de los helados que producía la empresa Danesa 33, que sobre todo, durante los años ochenta, fueron un boom en nuestro país. Aquellas creativas estructuras en forma de sombreros holandeses se extendieron por prácticamente todos los estados de la República y ofrecieron a chicos y a grandes una gama de, efectivamente, helados de 33 sabores.

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Y es que como pocas compañías locales han logrado, ésta, que perteneció al conocido empresario laguense Francisco Vega Padilla —o don Paco Vega—, se convirtió incluso en uno de los referentes de dicha generación. Sobre todo en Lagos de Moreno, que no sólo fue el origen de esos helados que según la opinión de muchos jamás se logró igualar; también de un equipo de trabajo que se convirtió en una familia, como lo cuentan las amigas Patricia Zamorez Padro, Luz Oralia Gómez Mena y Raquel Edelma Moreno, ex empleadas del área de oficinas, al recordar los años que trabajaron allí:

Patricia: «Mi experiencia que tuve [allí] fue de las mejores que recuerdo. Todavía  a la fecha nos reunimos con varias compañeras “ex danesas”, que nos decimos. El señor Vega nos trataba también así como una familia a los trabajadores, en sí disfrutábamos muchísimo las convivencias con tanto compañeros como compañeras, teníamos muy buena relación. Íbamos seguido, nos invitaban a sus fiestas, la familia… a comidas con los mismos trabajadores de Producción, de Mantenimiento, cuando tenían alguna reunión éramos invitadas. Ahí no había distinción si eras de Oficina o si eras de Producción o si eras de Mantenimiento».

Luz Oralia: «Fue un trabajo muy bonito porque yo llevaba el control de cuántos botes de cada sabor se vendían en cada tienda y en general. Se hacía todo mes el desglose de los helados y la verdad la convivencia cuando estuvimos ahí en Danesa fue muy bonita, porque ahí no éramos compañeros, éramos una familia. Siempre estuvimos todos muy unidos en las reuniones, en todo, siempre convivíamos. Y hasta la fecha seguimos y no nos vemos como compañeras de trabajo, no seguimos viendo como amigas»

En torno de la Danesa 33, las ex compañeras recuerdan la ciudad como era entonces,  pues la empresa para la que trabajaban se encontraba prácticamente en la periferia de la zona urbana, de manera que si alguien se atrasaba los demás «le echaban la mano» para que se fuera junto con ellos. Se generaba un ambiente muy familiar, muy agradable.

En el caso de las tres, fue su primer empleo formal, y en cuanto a condiciones laborales, aseguran, eran las óptimas. Pero sobre todo, resaltan el aprendizaje y el crecimiento que lograron durante los años que laboraron para la empresa, y comparten que gracias a la motivación y a las exigencias de Alfredo Ortiz, quien era gerente general y al que definen como su escuela de contabilidad, a la fecha de desempeñan responsablemente en sus actuales empleos.

Y no obstante el paso de 41 años, haciéndose llamar «las ex danesas», continúan reuniéndose de manera frecuente un grupo de ocho amigas. Momentos en los que recuerdan todas las anécdotas de cuando fueron compañeras de trabajo, las fiestas que organizaban para don Paco Vega cada año, las promociones de los helados y por supuesto, sus sabores favoritos, como napolitano, frambuesa, chocochip, pistache y más.

Raquel: «Porque se traían productos de diferentes partes del país e incluso importados. Varios de los productos sobre todo para los sabores de los 33 helados, que en realidad no eran 33, eran más de 33 sabores».

Luz Oralia: «También teníamos un día de la semana donde nosotros podíamos hacer pedido de los productos que ahí se hacían, el helado… los sábados pasábamos por él y nos lo descontaban de nómina. Entonces casi cada ocho días estábamos haciendo pedido para nuestras casas, y nos lo dejaban más barato que en las tiendas».

Patricia: «Riquísimo. Lo que sea de cada quien, era calidad incomparable porque las frutas, todo… nada era artificial. De muy buena calidad, en muy buenas condiciones y de calidad incomparable, por eso ahí trabajábamos…».

Esta marca comerció también quesos y yogures y fue creciendo hasta que logró tener el 90% de las franquicias de helados en México. Pero aunque don Paco Vega conserva todavía el negocio de los lácteos, fue en 1988 cuando vendió la Danesa 33 a la Nestlé, compañía que conservó las instalaciones y continuó la producción pero ahora con su marca.

Y, hay que recordar, de su venta al público, por boulevard Félix Ramírez Rentería justo al cruzar las vías del tren, sólo quedan las ruinas de una de esas icónicas estructuras de sombreros holandeses.