La Angostura: un paraíso rocoso en Lagos de Moreno




Por Luz Atilano

Uno de los sitios menos conocidos pero más impresionantes que la naturaleza ha regalado al territorio laguense, es La Angostura. Lugar ubicado en el poblado indígena de San Miguel de Buenavista, que fue habitado por tlaxcaltecas, otomíes y chichimecas luego de que solicitaron tierras propias para separarse de San Juan Bautista de La Laguna.

Una formación natural muy particular

Un rasgo característico incluso en la actualidad, es que sólo se puede llegar a La Angostura tras una larga caminata. Un suelo rocoso debe transitarse, en medio de ancestrales formaciones geológicas y junto a un arroyo vertiente del Río Lagos, hasta llegar a enormes formaciones rocosas que no dejan de impactar a la vista humana.

Tal como lo describe la doctora Irma Guerra Márquez, cronista colegiada e investigadora del Centro Universitario de los Lagos:

“Es una formación natural muy particular, donde podemos apreciar muchos elementos propios de toda esta región. Ahí corre un arroyo, en la parte central de una cuenca rocosa. Bueno, porque en toda esta región los suelos son de origen volcánico y tienen una delgada capa de tierra en la superficie con un grueso fondo de tepetate y en todas estas tierras se dificulta la siembra y también la absorción de humedad… pero también favorecen los escurrimientos y la formación de cuerpos de agua distribuidos al azar. Eso lo podemos ver en La Angostura, podemos ver unas pozetas, unos pozos naturales y pues este arroyo en el centro y podemos ver formaciones rocosas muy grandes que tienen mucho parecido con los paisajes que aparecen en las películas del Lejano Oeste de Estados Unidos, se parecen a estos paisajes o a los paisajes de Durango, donde se firmaron estas películas”.

Poceta en La Angostura, Lagos de Moreno

Un paraíso rocoso

En este camino a pie que invita a todo paseante a encontrarse con la naturaleza y con una mezcla impresionante de elementos endémicos de la región, pueden observarse varias especies de flora: algunas cactáceas, biznagas, magueyes, garabatillos, huisaches, varaduz y jarilla. Desde luego, plantas características de sitios secos y sin vegetación abundante.

Del lado de la fauna, acompaña casi todo el tiempo al visitante el sonido de la cigarra; haciendo evidente la vida del lugar pese a que gran parte de las especies animales se hacen notar poco. Y es que, habitan por la zona coyotes, liebres, conejos, serpientes coralillo y cascabel, onzas, armadillos, zorrillos, gatos montés, zorros y mapaches.

La riqueza de este pequeño paraíso rocoso se reconoce a simple vista y es gracias al testimonio de visitantes y de habitantes del pueblo indígena en el que se encuentra, que se conoce tan sólo un poco de su historia y de las alusiones del sitio con referencia a épocas ancestrales.

Sin referencias en la literatura

Escasamente conocido por el grueso de la población laguense, es y lo fue en mayor medida años atrás, frecuentado con motivo de paseos y días de campo: de acuerdo con Guerra Márquez, se conservan algunas fotografías de finales del siglo XIX y de principios del siglo XX en las que se pueden observar fiestas y convivios entre habitantes. Sin embargo, cuenta, no ha logrado rastrear todavía referencia literaria alguna:

“He sabido que a muchos laguenses que se han ido a vivir a otros estados o a otras regiones, les gusta mucho la caminata y que caminaban desde niños por los alrededores de la ciudad y sí conocían La Angostura, sí me han platicado que iban a caminar para allá, pero no he encontrado nada escrito. De eso sí no”.

Hay que decir que, no obstante el aprecio de quienes visitan y han visitado La Angostura, se percibe de manera lamentable la huella humana en la zona, pues en determinados puntos se pueden ver grafitis pintados sobre las rocas y basura esparcida. Muestra del poco valor que se ha dado a nuestros sitios naturales y una situación que vuelve a poner sobre la mesa la protección del patrimonio laguense, como un asunto pendiente.