Colotlán, Jalisco.

“Cazar el bicho” una práctica que puede llevar a la muerte

El bugchasing (cazar el bicho) consiste en tener relaciones sexuales con individuos infectados por el VIH con la intención de contraer el virus, explica Francisco José Gutiérrez Rodríguez Jefe del departamento de psicología básica del Centro Universitario de Ciencias de la Salud.

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 “Se ha tratado como un fenómeno donde hay personas que bajo el nombre del síndrome del daño auto deliberado, buscan ser contagiadas por el virus de inmunodeficiencia humana, buscando personas que de alguna manera puedan experimentar todos los síntomas de este tipo de padecimientos”.

Los individuos que participan en esta actividad se llaman bugchasers, mientras que las personas que tienen el VIH y deciden contagiar, reciben el nombre de giftgivers (donante). Se trata de un problema de carácter social que amenaza  la integridad y  salud de los individuos que lo practican, comentó Gutiérrez Rodríguez.

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 “Lamentablemente la globalización de las comunicaciones, el acceso a las nuevas tecnologías, han hecho que los jóvenes puedan imitar, copiar, el tratar de generar fantasías respecto al reconocimiento de los pares entorno a este tipo de comportamientos; el que muchas veces no se hable de las consecuencias de este tipo de actos, pudiera llevar a una situación dónde al igual que otros retos que amenaza la integridad física y mental de los sujetos pudieran estarse difundiendo o implementando como moda”.

El bugchasing es una forma de autolesión y aunque algunas personas lo perciben como una actividad "intensamente erótica", se considera que tiene conexiones con la falta de autoestima y también con las causas del suicidio, señaló el entrevistado.

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 “Esto se ha tipificado como conductas para suicidas, la conducta para suicida es la realización de actividades que ponen en alto riesgo la salud, la vida, la integridad, pero que el sujeto no lo conceptualiza como suicidio, como querer acabar con su vida; es una forma de expresar inconformidad, soledad, depresión, dificultad en el manejo de los  impulsos agresivos en el manejo de las emociones y que a través de autolesionarse, a lo mejor pueden empezar con comportamientos menores que tengan que ser llamado “cutting” o cortarse, el  auto lacerarse, y que poco a poco puedan ir en una escalada respecto a realizar actividades como puede ser esta involucración en actividades que puedan poner en peligro su vida”.

Contar con la información oportuna y fomentar los valores desde el seno familiar, son algunas de las recomendaciones que el especialista comparte con la población para que los jóvenes, que en su mayoría son los más afectados por este tipo de prácticas, no sufran las consecuencias.

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 “Es muy importante que el padre de familia pueda identificar conductas de riesgo, por ejemplo, cuando empieza cambiar el comportamiento, a aislarse en su cuarto, ya permanece más tiempo en las redes que tener actividades cooperativas o al aire libre,  ha habido una ruptura en la comunicación con los padres, se muestra posicionista, desafiantes, el padre siente que vive con un desconocido, hay que buscar mecanismos de orientación familiar, o bien, psicoterapia individual y familiar que permitan mejorar los niveles de comunicación, la toma de decisiones, el clima familiar y con ello poder prevenir. No significa que alguien que este triste, deprimido, ya necesariamente esté pensando en contagiarse del VIH, querer suicidarse, pero sí son señales que nos hablan de una demanda de ayuda urgente”.

Cabe mencionar que la prevención y  atención oportuna de este tipo de  prácticas son la mejor manera de solucionar y erradicar el problema social.