Educar en la zona rural: una tarea siempre cuesta arriba




Por Paúl Martínez Facio

Entre el discurso que se maneja acerca del sistema educativo y lo que a menudo se puede registrar en el campo de aplicación, las diferencias son siempre sensibles. Sara, docente frente a grupo en el sistema de Telesecundarias, relata su situación y la de su centro de trabajo:

«Soy docente frente a grupo, bidocente, como se le llama, pero solamente me pagan por un grupo, no nos dan ningún estímulo por el otro grupo y mi director es maestro frente a grupo con el cargo de director y tampoco se le da estímulo por tener el cargo de director, simplemente como maestro frente a grupo, cuando se supone que sí existen estímulos, pero no nos los hacen llegar, ese es uno. No tenemos un director con sueldo, ya especifiqué, que es un director bidocente que cubre dos funciones, no tenemos intendente, tratamos de hacer todo, con pocas manos».

Los temas de las remuneraciones y las carencias de personal, no son menores; sin embargo, tampoco los únicos, pues a menudo las instalaciones y los propios recursos didácticos, no corren con mejor suerte y llegan, cuando lo hacen, con retardo.

«Nos dan lo que supuestamente tenemos, de acuerdo al alumnado, nos hacen llegar las mochilas, nos hacen llegar los mesabancos, los libros, las butacas, los pintarrones, las computadoras, pero hay un pequeñísimo detalle, ahorita lo que es el sistema telesecundaria, no nos han actualizado, ese es el gran detalle, nuestros libros ya no concuerdan con los planes y programas de telesecundaria, nuestros libros no concuerdan ya con la clase televisada, que era lo que se sustentaba en telesecundaria, era lo fundamental, por consecuencia en cuestión de aprendizaje nos estamos quedando un poquito», agrega Sara.

Una situación que sin duda afecta tanto en el desarrollo de los estudiantes como en el desempeño de los docentes. Además, a esto hay que sumar que aun cuando los docentes o los programas llegan a actualizarse, el sistema educativo depende, en muchas ocasiones, del modelo que la autoridad en turno, decida imponer:

«Nos obligan a actualizarnos y lo hacemos, ya sea por gusto, por interés, por motivación, o hasta por presión, pero no están acordes ya los libros con los programas. Supuestamente está arrancado ahorita que se va a actualizar, con la reforma de 2015, los libros de primer año, ¿y dónde está segundo y dónde está tercero? Dependiendo de cómo nos marque la reforma, porque es quién nos da la pauta, dependiendo del gobernante, porque ustedes saben que son los sexenios, cambia el gobernante, cambian planes y programas, y a veces son copias, copias de otros países que no tienen nada que ver con nosotros».

El caso de Sara y de la Telesecundaria Mariano Azuela, centro en donde desempeña su labor como docente no es, por desgracia, ni el único ni raro; esta situación se repite frecuentemente, acentuada sobre todo, en las áreas rurales.