Dictadura no, gobierno de izquierda sí en próximo sexenio




México.

Politólogos coinciden y aseguran que la desinformación lleva a esperar un gobierno dictatorial con AMLO al frente

Como una forma de desprestigiar las candidaturas de sus contrincantes, algunos partidos políticos generaron desinformación e incertidumbre entre la población durante el reciente proceso electoral, haciendo creer que en caso de que Andrés Manuel López Obrador (AMLO) ganara, el gobierno de México se convertiría en una dictadura, pero ¿esto sería posible?

Armando Zacarías Castillo, jefe del Departamento de Estudios Políticos del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades habla sobre la improbabilidad de esta creencia:

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“Esto constituyó parte de un esquema promocional que se da muy regularmente en todos los procesos de campaña, en la que los diferentes actores políticos y particularmente los diferentes candidatos, establecen líneas para identificarse a sí mismos y tratar de generar una identidad lo mejor posible ante los votantes que es la ciudadanía, pero por otra parte también hay una serie de estrategias que tratan de generar confusión respecto a las cualidades de un determinado candidato; en el caos contemporáneo al igual que en otros momentos y en otras campañas, ahora tuvo un efecto de mayor amplitud la intervención de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, en la que se definieron diferentes aspectos entre los diferentes candidatos que lograron establecer, primero las líneas de identidad, pero por otra parte la generación de incertidumbre a través de una serie de informaciones que surgieron a través internet”.

Zacarías Castillo refirió que el próximo gobierno será de izquierda ya que así se dispuso desde hace varios años, lo cual puede traer múltiples beneficios a la sociedad y al gremio de los trabajadores.

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“Para empezar, un gobierno de izquierda pone acento esencialmente en algunas líneas que buscan generar una representación más voluminosa, en grupos que tradicionalmente no tienen una representación en los partidos políticos, sectores, regularmente que no forman parte de la estructura general de los partidos, y con políticas sociales de alto nivel que permiten una distribución en una representación distinta de sectores sociales como el sector de los trabajadores, los sectores campesinos, etc, tratando de establecer equilibrios que tradicionalmente no estaban bien representados y definidos en las estructuras tradicionales de poder”. 

Por su parte Alberto Bayardo Pérez Arce, coordinador de la maestría en política y gestión pública del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente, coincide con el especialista de la UdeG y afirma que jurídicamente sería difícil modificar la constitución para que el modo de gobierno mexicano cambie.

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“Por otro lado, algunos si lo han planteado también por el asunto de que va a tener el control de las dos cámaras del congreso, pero es un control que está limitado, o sea, sí tiene suficiente para aprobar presupuestos, para aprobar algunas iniciativas de ley, pero no podría cambiar la constitución, no tiene suficiente apoyo e incluso aunque sí tiene muchos gobernadores de su lado, no todos lo apoyarían. Entonces, para cambiar la constitución se necesita también el apoyo de las legislaturas estatales y a veces eso también implica un respaldo de los gobernadores. Aquí en este caso, no hay que tener control de todas las legislaturas estatales como para poder hacer una, o sea suponiendo que lograra pasar una reforma constitucional, primero en la cámara de diputados y de senadores, luego tendría que pasar la reforma, o ser aprobada por 17 congresos estatales, no veo que sea tan simple esa cuestión, entonces que eso que va gobernar, digamos a su antojo, pues no, eso va a estar acotado institucionalmente”.

Bayardo Pérez lamentó que sea fácil vender una publicidad falsa,  que la gente lo crea y además que no se informe ni cambie de opinión al saber la verdad.

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“Esa es la parte complicada porque generar el miedo es muy fácil, alguien decía por ahí que engañar a la gente es relativamente fácil, convencerlos de que fueron engañados ya no es tan fácil, que porque de alguna manera hay un parte psicológica como también de resistencia a aceptar que fue engañada la persona, entonces se siente mal y en vez de reconocer ‘pues sí, me engañaron y tengo que aprender a reconocer eso’, hay muchas personas que prefieren aferrarse al engaño porque les duele menos digamos, en cuanto a su ego, quedarse así que aceptar que alguien fue más listo y lo engañó. Pues sí, si es una parte compleja pero, pues la otra opción es proporcionar información, es ir y corroborar, te digo, sí es una parte difícil, pero sí hay que dar información veraz y comprobada”.

Las redes sociales y los medios de comunicación fungen un papel importante en este sentido, los individuos deben ser objetivos e identificar cuando la información no es veraz y se intenta promocionar una imagen que no corresponde a la realidad, concluyeron.