Un “cóctel tóxico” vive en niños de Autlán: CEDHJ
Imagen: UDGTV




Autlán de Navarro, Jalisco.

Hace dos años, los investigadores reportaron la presencia de pesticidas en el organismo de niños vecinos de las comunidades El Mentidero y Ahuacapán, en Autlán de Navarro. No había dos, sino hasta ocho o diez químicos distintos.

El informe de la Comisión Estatal de Derechos Humanos Jalisco (CEDHJ), en poder de Señal Informativa, revela que “hallaron un cóctel de tóxicos” en los menores de edad. En los adolescentes de El Mentidero había Glifosato (un pesticida altamente cancerígeno) y 2,4-D, pero por otro lado también se localizaron restos de Picloram y Molinato.

A decir de sus mamás, los niños desayunaban adentro del plantel escolar entre las 10:30 y 11:00 de la mañana, mientras todos los vapores del predio contiguo, que la escuela rentaba para la siembra, se concentraban en el salón.

Los estudios iniciales se extendieron a 178 niños y allí fue donde se encontraron 10 variedades; luego hicieron lo propio con 103 menores en edad de preescolar y primaria, y hallaron hasta 12. A los padres de familia se les informó que los síntomas de sus hijos (dolor de cabeza y náuseas) era lo primero; luego vendrán daños en hígado y riñones… y más adelante, el cáncer.

Por ello continuaron las investigaciones, tanto por parte del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social de Occidente (CIESAS) como de la Universidad de Guadalajara (UdeG), y hace más de un año presentaron ante el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT) el proyecto de “Reconfiguración Agroecológica”, a fin de sanar a los pequeños y evitar daños a la salud a largo plazo.

La propuesta contempla no solo monitorear la presencia de pesticidas en niños, agua y otros recursos, sino que impacte en el fomento de una nueva forma de hacer agricultura. El proyecto busca un trabajo intenso con los agricultores para alcanzar la transformación y crear parcelas agroecológicas demostrativas, a fin de producir de manera local alimentos orgánicos que sirvan para insumo de los comedores escolares de los niños de estas comunidades.

Producir un mejor alimento tiene dos fines: una comida sana con los niños de las escuelas y trabajar con agricultores para conseguir una transformación. Así lo confirma Luis Manuel Martínez Rivera, profesor investigador del Departamento de Ecología y Recursos Naturales del Centro Universitario de la Costa Sur.

“De esta manera reducir la ingesta que ellos puedan tener por consumo local o de otros productos que tengan pesticidas. Además, encontramos que el agua de uso doméstico también trae glifosato; vamos a seguir monitoreando, pero también queremos evitar el consumo de este pesticida. Lo que buscamos con este nuevo esquema de monitoreo es ver cómo los niños sí pueden, con una buena alimentación, ir eliminando los pesticidas. El problema del organismo que no los elimina es porque van entrando de manera constante, aunque digan que algunos pesticidas son ligeramente tóxicos, si éstos están siendo ingeridos en la comida, en el agua, en el aire, difícilmente los van a desechar”.

La otra parte es monitorear el medio ambiente, detectar si los pesticidas se han integrado en el agua subterránea y agua de los pozos, y cómo llegan estos por arrastre a los ríos, ya que también se ha encontrado evidencia de peces con presencia de plaguicidas, fauna marina que finalmente es consumida por pobladores de la zona ribereña.

“Es un ciclo negativo que se da con todos los pesticidas que ahorita está en todos los componentes de la naturaleza: en el agua, la tierra, los ríos, los peces. Queremos irlo reduciendo en el ambiente; queremos ser una región en la que empecemos a trabajar en una zona libre de pesticidas”.

El proyecto de investigación también propone crear mecanismos legales para regular la exposición a compuestos tóxicos de productos agrícolas y proteger a las comunidades aledañas a parcelas, explicó Martínez Rivera.

“En una población en donde cada 10 metros tienen una parcela de caña, cuando fumigan les entra a sus casas, cuando queman es imposible que el humo no les llegue a sus casas. Ver, en el ámbito legal, qué hacer para proteger a esa población. Que se pueda cambiar la forma de hacer agricultura para que no afecte a la población que vive de manera cercana; ahorita no tenemos regulaciones en ese sentido”.

Esto coincide con la investigación que realiza la Comisión Estatal de Derechos Humanos Jalisco, y que urge a una intervención inmediata y decidida sobre el tema.

En la tercera parte: logros y grandes pendientes, pero además la Recomendación de Derechos Humanos en puerta…


Antonio Díaz