Trump acusa a Obama de espiarlo durante la campaña electoral




Washington, Estados Unidos.

El presidente estadounidense, Donald Trump, detonó este sábado una bomba política al acusar a su antecesor, Barack Obama, de intervenir su teléfono durante la pasada campaña electoral, aunque no suministró ninguna prueba.

"Terrible! Me acabo de enterar de que Obama pinchó mis líneas en la Trump Tower justo antes de la victoria", escribió el mandatario republicano. "Esto es mcCarthismo", agregó tras partir de Washington a su propiedad Mar-a-Lago en Florida.

"Cuán bajo ha caído el presidente Obama para pinchar mis teléfonos durante el muy sagrado proceso electoral. Esto es Nixon/Watergate. ¡Mal tipo (o enfermo)!", señaló en otro tuit.

Sin embargo, el portavoz de Obama, Kevin Lewis, negó de plano la acusación. "Ni el presidente Obama ni ningún funcionario de la Casa Blanca ordenaron espiar a ningún ciudadano estadounidense", dijo Lewis en un comunicado.

Los tuits de Trump fueron publicados poco después del amanecer, en medio de una avalancha de revelaciones sobre contactos entre diplomáticos rusos y sus más cercanos colaboradores, entre ellos el secretario de Justicia, Jeff Sessions.

Es el ataque más virulento contra su predecesor desde que Trmup asumió el poder el 20 de enero.

"Apostaría a que un buen abogado podría llevar adelante un gran caso por el hecho de que el presidente Obama pinchara mis teléfonos en octubre, justo antes de la elección!", escribió Trump en Twitter.

David Axelrod, exasesor de Obama, dijo que un tribunal hubiera autorizado semejantes escuchas únicamente si hubiera motivos justificados.

Los republicanos mantuvieron mayormente silencio sobre la denuncia de Trump en Twitter. Pero el senador Lindset Graham dijo sobre la misma que "si es cierta, sería el mayor escándalo político desde Watergate".

Respondiendo a la afirmación de Trump de que Obama había actuado como "un chico malo (o enfermo)", el demócrata Adam Schiff, integrante del Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, afirmó que el nuevo presidente había ido demasiado lejos.

"Si hay algo malo o enfermo que esté pasando actualmente es la voluntad del Ejecutivo de la nación de hacer afirmaciones extravagantes y destructivas sin aportar un ápice de evidencia para apoyarlas", dijo Schiff.

- Relaciones tensas -

"Un presidente no puede ordenar escuchas telefónicas, esas restricciones se establecieron para proteger a los ciudadanos de gente como usted", había reaccionado más temprano en Twitter Ben Rhodes, un exasesor de Barack Obama. Por ley, sólo un tribunal puede autorizar ese tipo de decisiones.

Hasta la elección de noviembre, Obama y Trump mantenían relaciones muy tensas. Durante varios años, el millonario fue la punta de lanza de los "birthers", que afirmaban, no sin cierta dosis de racismo, que Obama había nacido en Kenia --país de origen su padre-- y no en Hawái y que, en consecuencia, no podía presidir Estados Unidos.

Entró en razón recién en septiembre de 2016 cuando declaró sin ambigüedades: "El presidente Barack Obama nació en Estados Unidos, punto final".

Obama, por su lado, atacó virulentamente a Trump durante la campaña. Luego, ambos conversaron en la Casa Blanca dos días después de la victoria de Trump y dieron señales de apaciguamiento. "Señor presidente, fue un gran honor haber estado con usted", declaró el republicano.

- ¿Colusión? -

El explosivo ataque de Trump tiene lugar en un contexto político difícil para él. Seis semanas después de su ingreso a la Casa Blanca está enredado en acusaciones de colusión de su entorno y altos diplomáticos rusos durante la campaña y el período de transición.

La prensa ha revelado esta semana que el embajador ruso en Washington, Serguei Kisliak, se había reunido antes y después de los comicios con varios asesores cercanos a Trump.

El mandatario ha negado reiteradamente que tenga vínculos personales con el Kremlin, y sus asesores han negado o minimizado esos contactos. Pero las acusaciones han continuado con filtraciones casi diarias en la prensa.

Una de esas revelaciones, realizada por el diario The Washington Post, concierne a una reunión entre el secretario de Justicia, Jeff Sessions, y el embajador Kisliak, lo que obligó al exsenador republicano a inhibirse de participar en cualquier investigación sobre los supuestos vínculos entre la campaña de Trump y Rusia.

Sessions había dicho bajo juramento ante una comisión del Senado que no había mantenido "contacto con los rusos", pero periodistas descubrieron que sí se había reunido dos veces con el embajador ruso en los meses previos a asumir su cargo.

Trump ha expresado su disgusto por las acusaciones -y las filtraciones que las propiciaron- y dirigió tuits contra el senador Chuck Schumer y la representante Nancy Pelosi, los líderes de las bancadas demócratas del Congreso de mayoría republicana, que reclamaron la renuncia de Sessions.

Desde que la inteligencia estadounidense divulgó un informe en el que se acusa a Rusia de operar para influir en la campaña electoral estadounidense en favor de Trump, se han multiplicado los interrogantes sobre si hubo una colusión entre su equipo de campaña y Moscú.


Andrea Gutiérrez Vargas