Vivir sin agua en colonias de Tonalá
Fotografía: Medios




Tonalá, Jalisco.

“Mi nieto se orinó en un pinche tambito que había con agua. El que tenemos de reserva. Yo les dije a lo demás, pues báñense con eso porque no hay más y no sabemos cuándo vaya a haber más”, expresó Angelina Martínez a modo de chascarrillo. Ella y sus vecinos no tienen agua en la colonia desde hace quince días, con la única que cuentan es la que queda en los tinacos. El agua cae a cuenta gotas.

Video: cortesía

Angelina vive en la Colonia Rey Xolotl, en el municipio de Tonalá, Jalisco. La encargada de la delegación, Teresa Papias Santana, quien presume su apoyo al Partido Revolucionario Institucional (PRI), desconoce cuántos habitantes hay en ésta zona y qué lugares no cuentan con agua potable.

La Delegación que tiene al frente a Teresa es la que compete a la colonia Rey Xolotl y Ciudad Axtlan. Su asistente, a quien voltea a ver cada que la reportera realiza una pregunta, comentó que la falta de agua “es normal”, y ella asintió.

 Se le cuestionó a la delegada, quién de los dos ocupa el liderazgo, ella se auto señaló.

-Entonces, ¿Por qué lo voltea a ver cada que hago una pregunta si usted es la autoridad? – preguntó la reportera.

-…  (lo único que se obtuvo fue silencio)- 

La oficina es pequeña, con no más de dos escritorios. En una pared se encuentran los premios y reconocimientos a Teresa por parte del partido, incluso algunos cursos. En la otra que queda de espaldas al escritorio principal de la funcionaria, se pueden ver tres marcos: uno con la foto del presidente estatal del PRI, Héctor Pizano Ramos, a un costado, está el escudo del partido y por último la foto de Teresa, rodeada del brazo del presidente Enrique Peña Nieto.

Encargada de la delegación- Teresa Papias Santana

-Sin agua, sin asfalto y sin transporte público que llegue, así viven en la Colonia Rey Xolotl– 

Susana Luna tiene en la colonia más de 27 años, cuenta que desde que llegó ahí no había agua e incluso había problemas para obtener electricidad. “Nos dan lo peor en esta colonia, les importamos muy poco. Cada que vienen los políticos con sus campañas nos prometen que van a cambiar las cosas y mira …”, mientras señala el piso empedrado y la cuesta que hay que subir para llegar a su casa.

“¿Tú crees? Un ingeniero que mandaron hace un año para arreglar lo la presión del agua, me dijo que cómo compraba una casa en el cerro, que mejor buscara otro lado. No pos si me alcanzara para más lo haría”, dice indignada Susana quien pidió no ser fotografiada.

Terracería y empedrado conforman las calles de Rey Xolotl, la única calle que tiene asfalto es la que rodea al parque en la que se encuentran las instalaciones de la delegación. 

Carmen, otra integrante del vecindario dice que cuando no tiene agua, no le queda más que dosificar sus idas al baño. Sólo jalan el escusado cuando “hacen del dos”, dice apenada. 

Los vecinos comentan que se hizo una colecta de firmas a finales de febrero pasado. Esas rúbricas fueron ebtregadas a la delegada para hacerlas llegar al Sistema Intermunicipal de los Servicios de Agua Potable y Alcantarillado (SIAPA).

Efectivamente, Teresa llevó la solicitud. La respuesta está expuesta en el siguiente documento, en donde se expresa que se incorporó un entronque hidráulico de 8 x 8, acción que se realizó el 2 de marzo del presente año.

La incógnita que la delegada no supo resolver, es el problema del desabasto de agua que continua en la colonia. Teresa y su asistente comentan a la par, que enviaron pipas a la comunidad a la que representan.

¿Su número y fecha? Desconocido.

¿Cuántas pipas serían necesarias si no saben cuántos habitantes hay y a quiénes les hace falta? ¿Es normal que persista el desabasto de agua? ¿Es normal que los colonos paguen un servicio que no les llega?

Documento del SIAPA

“La pipa llegó como a las dos de la tarde que yo me acuerde, nadie estaba. Ni nos avisaron, ni nos dijeron cuándo o qué hora. A algunos les tocó a otros no. Pero no queremos pipas. Queremos que nos resuelvan el problema del agua”, expresa Angelina en un tono de súplica.  

Los botes de basura son contenedores.

La mayoría de las casas a las #44LAB asistió cuentan con botes que usualmente sirven para la basura como contenedores de reserva de agua. En general tienen de cuatro a cinco garrafones, gasto que hacen para poder bañarse y asearse con agua limpia. Pero, de la limpieza ni hablamos. Si no se pueden bañar ni ellos, menos hay agua para lavar los trastes.

Y ahí están los platos, los vasos, las ollas. Todo se apila en el fregadero.

“El otro día vino a entregar los recibidos uno del SIAPA y le dije: ya viniste a cobrar el aire que nos mandan”, me cuenta irónica Angelina. Los recibos, según la gente del vecindario, rondan desde los 270 pesos hasta los mil 700 pesos. “Yo no sé qué nos cobran, si ni agua tenemos”, interrumpe Irma Dávalos.

Irma es una de las vecinas que más problemas tiene, su casa se encuentra en una pequeña colina. A ella no le llegan ni gotita. Acudí a su casa, la cual está en remodelación, pero es imposible limpiar porque no hay abasto de agua. “Mi casa es las principales afectadas, aquí no sube ni una gota y cuando hay es así, a chorrititos”, me dice Irma.     

-¿Cuándo van a mejorar las cosas? –

“Yo sé que el agua es un derecho. Yo si me informo y leo. Por eso este año no voy a votar por nadie. Porque nadie merece mi voto”, arremete Susana a la par de que me muestra el interior de su casa. Puertas de tela y adornos coloridos conforman su estancia. La casa es pequeña pero acogedora. 

El 28 de Julio del 2010, a través de la Resolución 64/292, la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) reconoció explícitamente el derecho humano al agua y al saneamiento. Así, reafirma que un agua potable limpia y saneada es esencial para la realización de todos los derechos humanos y de una vida digna.  

Según lo informó SIAPA hace dos días, por lo menos 60 colonias de la Zona Metropolitana de Guadalajara no tienen agua desde este fin de semana y algunos desde la semana pasada, como aquí se documenta.

El problema, según explican, radica en el abastecimiento del acueducto Chapala-Guadalajara, el cual disminuyó volúmenes de abasto. Y claro, el uso desmedido del liquito vital.

Mientras no tengan agua, explicaron Susana, Carmen e Irma, se seguirán bañando con agua del garrafón. No porque quieran, sino porque no tienen de otra. Algunas acudirán a casa de sus hijas u otros familiares que sí tienen el servicio, y pedirán favores ante las inclemencias.

Para que se bañe una persona se requieren de dos a tres garrafones. Para lavar las verduras y algunos trastes, tal vez uno o dos. El garrafón tiene un costo aproximado de 28 pesos, es decir, tendrán que gastar 140 pesos diarios en suministro externo de agua y aparte pagar sus recibos, por si es que algún día deciden mandarles el agua.