Más allá del turismo, Rusia espera pocos beneficios con el Mundial
Fotografía: medios




Moscú, Rusia.

Entre los puestos de baratijas del principal mercado de souvenirs de Moscú, Alexandre espera sin entusiasmo la llegada de numerosos aficionados durante el Mundial de fútbol, cuyas repercusiones económicas se prevén escasas.

"Uno podría pensar que el Mundial será una buena oportunidad para vender recuerdos, pero no para nosotros", lamenta este vendedor del mercado Izmailovski que, como otros mercados al aire libre, permanecerá cerrado durante la competición debido a las medidas antiterroristas.

Aunque la llegada de cientos de miles de hinchas de fútbol promete llenar restaurantes y hoteles, no parece que el evento vaya a tener efectos duraderos para la economía rusa, cuyo crecimiento debería situarse entre el 1,5% y el 2% en los próximos años.

La consultora McKinsey estimó en cerca de 15 millones de dólares la aportación del Mundial al Producto Interior Bruto (PIB) ruso, "superando el impacto de campeonatos similares en Brasil, Sudáfrica, Alemania y Corea del Sur, y situando a Rusia en el segundo puesto por detrás de Japón".

Esa cantidad es sobre todo el resultado de inversiones en los estadios y en las infraestructuras de transporte que, repartidas en los seis años de preparación, dan un impacto inferior al 0,2% del PIB de Rusia y no permitieron al país evitar una recesión en 2015 y 2016.