Recurren al mecanismo de protección de defensores de derechos humanos, mujeres líderes del ejido Santa Cruz de la Soledad




Guadalajara, Jalisco.

Por defender su territorio, Martha Rodríguez, presidenta del ejido Santa Cruz de la Soledad, en el municipio de Chapala, y su hija María de Jesús López, quien es apoderada legal del ejido, han sido acosadas en su domicilio por personas desconocidas, por lo que tuvieron que recurrir a denunciar el hostigamiento, al Mecanismo de Protección para Defensoras y Defensores de Derechos Humanos y Periodistas.

Ambas representantes ejidales y la mayoría de pobladores de Santa Cruz de la Soledad se oponen a urbanizar los cerros El Junco y el Cántaro, donde particulares en sociedad con el Instituto de Pensiones del Estado de Jalisco (Ipejal) pretenden invertir –mediante un fideicomiso- 390 millones de pesos para realizar un desarrollo turístico.

María de Jesús López dijo que la protección que ofreció el mecanismo del gobierno federal de nada sirvió, ya que a final de cuentas los enlazaron con la Fiscalía Estatal y está a su vez los derivó con la Policía Municipal de Chapala, quienes antes las habían detenido en forma irregular, por lo que no sienten protección alguna.

Por su parte, Pedro León Corrales, abogado del Instituto de Derecho Ambiental AC (Idea), dijo que los responsables del acoso al que han sido sometidas las dos mujeres defensores de sus tierras, son en primera instancia el director de Asuntos Agrarios del gobierno del estado, Vladimir Avilés Márquez, así como el alcalde de Chapala, Javier Degollado González.

El abogado Eduardo Mosqueda, integrante del Idea AC, señaló que al hacer la denuncia pública de los hechos registrados los últimos días de mayo, se busca frenar cualquier agresión en contra de Martha Rodríguez y de María de Jesús López.

Santa Cruz de la Soledad se localiza a dos kilómetros al oriente de Chapala y los terrenos del ejido tienen vista al lago, de ahí la codicia que despiertan en algunos inversionistas, pero los propietarios aclararon que no quieren vender las tierras a nadie.


Ignacio Pérez Vega