Guadalajara, Jalisco.

Firmes están los integrantes de la Federación Nacional de Psicólogos en que apostarle a la prevención y atención de la salud mental de los mexicanos, transformará el sistema general de salud y disminuirán los niveles de violencia que se enfrentan.

Son 350 millones de personas con estrés y depresión en el mundo por el estilo de vida impuesto; según la Organización Mundial de la Salud, para 2020 el segundo tipo de discapacidad para emplearse y tener una cotidianidad normal, será la depresión.

Miriam Medina es voluntaria del Centro de Atención Comunitaria en Guadalajara donde dan terapia y consulta, asegura han recibido niños desde los 3 años con ansiedad y el 71% de los adolescentes que atienden, tienen conductas suicidas.

Dado que la psicóloga como profesión es reciente, data de 1973 su integración a programa educativos, no se le concibe como parte de la atención médica global. José de Jesús Gutiérrez integrante de la Federación nacional de psicólogos habla de la propuesta que entregaron tanto a la presidencia de la República como al gobierno de Jalisco para que los presupuestos anuales, marquen una tendencia a garantizar servicios de salud mental también.

Instaron mendicante oficios al IMSS, Issste y Secretaria de Salud Jalisco mejorar espacios y garantizar presencia de especialistas en salud mental. Actualmente en Jalisco cada 16 horas se registra un suicidio y corresponden en su mayoría a edades en 20 y 24 años.

Los integrantes de la Federación mencionan que la Ley de Salud Mental de Jalisco es deficiente y los espacios donde se brinda atención psicológica están rebasados.

En seis meses el Centro de Atención Comunitaria que da servicio de consulta terapéutica ha recibido a 119 personas, 80 son pacientes con atención continua, el equipo es de 20 profesionales y pasantes de psicología. La consulta está por debajo de la mitad de lo que se cobra en atención privada: 300 pesos, por lo que instan a los gobiernos federal y del estado que implementen servicios de salud mental cuando antes, pues la demanda de una sociedad dañada es imperante.