Ciudad de México, México.

Un policía y cuatro presuntos criminales murieron este sábado en una balacera en la ciudad de Morelia, en el estado de Michoacán, donde la violencia ligada al narcotráfico se ha recrudecido.

El enfrentamiento se desató cuando los agentes, en cumplimiento de un mandato judicial, se disponían a hacer un allanamiento en un sector de Morelia, capital de Michoacán, informó la fiscalía estatal en su cuenta de Twitter.

"Personal de la institución recibió agresión por disparo de arma de fuego. Saldo preliminar, un agente de investigación caído en cumplimiento de su deber; cuatro agresores abatidos y cinco personas detenidas. Se aseguraron diversas armas de fuego", señaló la fiscalía.

Años atrás, en Michoacán, en la costa central del Pacífico mexicano, fueron desmantelados poderosos cárteles de las drogas pero aún persisten diversas células criminales que se han reagrupando provocando un repunte en la violencia.

El 14 de octubre, 13 policías estatales murieron al ser emboscados en la comunidad de Agulilla por hombres armados que viajaban en camionetas blindadas y que en el ataque incendiaron además varias patrullas.

El 30 de agosto, un enfrentamiento entre dos grupos armados dejó nueve muertos y 11 heridos en el poblado de Tepalcatepec, también en Michoacán.

En agosto fueron localizados los cadáveres de 19 personas en la ciudad de Uruapan.

Desde diciembre de 2006, cuando el gobierno federal lanzó un polémico operativo militar antidrogas, en México se han registrado más de 250 mil muertes violentas, según cifras oficiales que no detallan sin embargo cuántos casos están ligados al crimen organizado.

De enero a agosto de este año se han registrado 23,063 víctimas de homicidio doloso, un dato que se encamina a romper el récord de 33 mil 749 asesinatos de 2018.

El presidente izquierdista Andrés Manuel López Obrador, por años duro crítico del operativo antidrogas, creó una guardia nacional con decenas de miles de militares para reforzar la seguridad en México.

Pero la estrategia de seguridad del nuevo gobierno es duramente criticada por opositores y expertos ante la multiplicación de hechos violentos, a lo que López Obrador responde con el argumento de que esta persistente violencia es legado de administraciones anteriores.