Órganos al crematorio: secuelas de la burocracia | Denuncian conflicto de interés… y callan




Guadalajara, Jalisco. 

Esta semana te he presentado la crisis que enfrenta el Estado por la falta de una coordinación real entre hospitales públicos y privados para detectar y obtener donaciones de órganos. 

Eso lo vivió en carne propia la familia de Álvaro, en Jalostotitlán: un joven que sufrió un accidente y tuvo muerte cerebral. Su familia quiso donar sus órganos, pero pasaron seis días para que lo pudieran hacer realidad, ya que tuvieron que sortear burocracia, falta de empatía y desconocimiento de toda la cadena médica para concretar este gran acto de amor.

La presidenta de la Asociación Civil que apoya a pacientes con daño renal, Donación de Milagros, Mily Naveja, lamentó todo el calvario que el papá de Álvaro, Don Salvador, y su familia, tuvieron que vivir para dar vida a otras seis personas que al final sí recibieron un corazón, dos riñones, un hígado y sus córneas:  

“Lo preocupante es que yo recuerdo cuando estaba el CETOT con el doctor Raymundo (Hernández). Había una línea directa en todos los hospitales privados y públicos para que hablaras y llamaras al CETOT, y ellos se encargaran del trámite.

Hoy, desde que desaparece el CETOT, hoy Cetrajal, la verdad es que no se ha hecho nada para impulsar la cultura de la donación de órganos, porque, además, no hay material. Yo les pido constantemente material para hacer mis capacitaciones.

Yo voy a las universidades, a las prepas, sobre todo de la red universitaria de Guadalajara y no tenemos material o el material que hay sigue diciendo CETOT. O sea: Cetrajal, en sí, no ha hecho nada. No se ha hecho cargo de ningún programa”. 

Para Mily Naveja, el director del Cetrajal, Francisco Javier Monteón Ramos, tiene un conflicto de interés, ya que, a pesar de ser un trasplantólogo reconocido y con gran trayectoria en el Estado, siendo de los primeros que realizaron trasplantes, es dueño de clínicas de hemodiálisis

“Aquí lo que nos brinca es el conflicto de intereses que hay, en el sentido que él tiene dos clínicas de hemodiálisis y, si no es así, me gustaría aclarar por qué él aparece como dueño. Su empresa García García Ramos, por qué aparece como dueño de Sanefro la Paz, que es una clínica donde está subrogada y de esta clínica sólo dice Colomos.

A mí me sigue pareciendo que hay un conflicto de interés. Ya le tocará a él aclarar por transparencia, hacer su aclaración, y si no está bien, pues que pida que esta información se baje, porque al final esto es lo que hay sobre su empresa de García García Monteón”. 

Este medio buscó una reacción sobre este presunto conflicto de interés del doctor Monteón Ramos, pero este no accedió a la entrevista y el Cetrajal sólo permitió hablar a Carlos Alberto Mata Martínez. 

“Para nosotros sería muy importante, para la comunidad renal, sobre todo que somos los que más pacientes en lista de espera estamos, que dijera por qué no está a favor de la Ley de Donación de Órganos. Digo, estamos en el mismo supuesto con los diputados: ninguno se quiere enlodar ni decir ‘estoy en contra’.

Si están en contra es válido, pero que digan por qué. A nosotros lo que nos preocupa que (el titular del Cetrajal) esté en contra, quiera decir que es porque prefiere que los pacientes estén en hemodiálisis en los negocios que él tiene, pero si está a favor entonces que hable con el doctor Fernando Petersen y que le diga por qué sí deberíamos de ser donadores de órganos todos”.  

El director del Cetrajal ha ido más allá al declarar que “para qué hacer tanto trasplante si no hay medicamentos suficientes para evitar el rechazo del órgano para todos los que sean trasplantados”. 

La realidad que vivió la familia de Álvaro, en Jalostotitlán, es sólo la punta del iceberg: esperar seis días para realizar la donación, que al final se hizo en otro estado y casi casi pagando ellos. 

La burocracia y la falta de trabajo de algunos funcionarios que tienen que ver con la donación y procuración de órganos, tiene terribles consecuencias en este caso. Ya que se trata de vidas que pueden salvarse, y que debido a esta burocracia de muerte hay órganos cremados o enterrados que nunca sirvieron para dar una segunda oportunidad.

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Rocío López Fonseca