Al menos diez presuntos delincuentes fueron abatidos este domingo en el noreste de México durante un operativo contra el crimen organizado en Reynosa, una ciudad fronteriza con Estados Unidos, donde se desataron persecuciones y bloqueos con vehículos incendiados.

"Aún no terminan las diligencias (...) para saber cuántas bajas hubo. Pero hasta ahora lo que tenemos (como saldo) preliminar es de 10 delincuentes abatidos", dijo a la AFP un vocero del Grupo de Coordinación Tamaulipas, que agrupa a las fuerzas que operan en ese estado al que pertenece Reynosa.

El operativo, encabezado por soldados, policías federales y miembros de la Marina Armada, se inició hacia las 04H30 locales y terminó unas tres horas después.

Un primer "enfrentamiento entre integrantes del grupo delincuencial y personal de la Armada de México" se desató en una avenida de la ciudad, "donde las fuerzas federales abatieron a cuatro delincuentes que se desplazaban en una camioneta", indica un comunicado del Grupo de Coordinación Tamaulipas.

Ante estos hechos, otros integrantes del grupo delincuencial despojaron a varias personas de sus camiones de carga, transporte público, camionetas y automóviles, con el objetivo de realizar bloqueos viales con los vehículos incendiados en diferentes sectores de la ciudad para impedir el operativo de las autoridades.

Posteriormente, se registraron "otros enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y los delincuentes, los que habrían arrojado otros seis civiles armados abatidos" en dos puntos de Reynosa, añade el comunicado.

Durante las persecuciones, un vehículo del ejército volcó, provocando lesiones menores a cuatro elementos castrenses.

Los bloqueos fueron desactivados cuatro horas después de haber iniciado el operativo, y las autoridades acordaron reforzar los patrullajes terrestres y aéreos en la ciudad.

-Cárteles en pugna -

El operativo de esta mañana tenía como objetivo "sacar a un grupo (delincuencial) que ha estado significando balaceras y asaltos en Reynosa", una ciudad de unos 600.000 habitantes y vecina de la estadounidense McAllen (Texas), dijo el vocero del Grupo de Coordinación de Tamaulipas.

Este estado, que bordea el Golfo de México, es desde hace años uno de los más violentos de México con presencia de los cárteles del Golfo y Los Zetas, que se disputan el tráfico de drogas hacia estados Unidos, así como zonas para cometer extorsiones y secuestros contra habitantes y emigrantes indocumentados.

Desde mediados de 2014, en el cártel del Golfo se desató una lucha interna, que provoca un incremento de la violencia en el estado.

Ese cártel mantiene además enfrentamientos con sus antiguos aliados, el temido cártel Los Zetas, fundado por exmilitares de élite.

La captura de líderes del narcotráfico de la zona desató el año pasado mortíferas balaceras y bloqueos vehiculares en varias ciudades de Tamaulipas, donde los enfrentamientos entre fuerzas del orden y civiles armados se volvieron frecuentes.

Los enfrentamientos se exacerbaron en abril de 2015. En una ocasión, 60 sicarios se enfrentaron a plena luz del día con fuerzas de seguridad que habían detenido a uno de los cabecillas del cártel del Golfo en Reynosa.

En diciembre pasado, un grupo de hombres armados con rifles de asalto disparó contra la oficina de la fiscalía general mexicana en la ciudad, que quedó con numerosos impactos de bala en su fachada.

Las autoridades han hallado además escondites subterráneos donde cárteles ocultan armas de grueso calibre y desmantelaron varias redes con decenas de cámaras de vigilancia instaladas clandestinamente en estratégicos puntos de Reynosa.

Numerosas localidades de Tamaulipas viven desde hace años con el latente peligro de que se desaten enfrentamientos armados, ya sea entre grupos rivales del narcotráfico o entre éstos y fuerzas de seguridad. Y en sus calles, pululan jóvenes contratados por narcotraficantes que se conocen como "halcones" para hacer labores de espionaje en esquinas y lugares estratégicos.

La lucha militarizada contra el crimen organizado que el gobierno mexicano lanzó en 2006 provocó una ola de violencia que ha dejado más de 100.000 muertos y desaparecidos.