La música drill seduce a los jóvenes de Londres, en medio de la violencia




Londres, Reino Unido.

Para sus defensores, la música 'drill', una corriente del hip hop que triunfa entre los jóvenes de Londres, es la expresión de la vida sin esperanza en los barrios marginales, pero las autoridades la consideran una incitación a la violencia.

Las autoridades asocian sus letras, que beben del imaginario bélico, al espectacular aumento de los homicidios registrado en Londres, donde la violencia entre bandas rivales dejó este año una decena de jóvenes muertos.

En las plataformas musicales, algunos temas han sido escuchados millones de veces, como los del grupo Moscow17, dos miembros del cual fueron asesinados este año.

Sidique Kamara, de 23 años, conocido como "Incognito", fue apuñalado el 1 de agosto en el sur de Londres, en la misma calle en la que otro miembro del grupo, Rhyhiem Ainsworth Barton, de 17 años, fue acribillado a balazos en mayo.

Moscow17 había cruzado insultos y amenazas con bandas rivales en una serie de videos publicados en internet. La policía británica exigió su retirada para tratar de contener la violencia.

Con sus letras sombrías y crudas, estos videos tienen un "efecto devastador", asegura la jefa de Scotland Yard, Cressida Dick.

"Había criminalidad mucho antes de que la música 'drill' llegara a Reino Unido", replica SK, director de la discográfica Finess Foreva, que distribuye a muchos artistas importantes del género.

"En la escuela, estudiamos Shakespeare, él magnifica la violencia. Y no por ello vamos a cortarle la cabeza a alguien con una hacha", explica a la AFP.

Según el otro socio de la discográfica, SK, la música 'drill' se ha convertido en un chivo expiatorio pero él la considera una escapatoria frente a situaciones socioeconómicas difíciles.

- "La muerte o la cárcel" -

La música 'drill', parecida al 'gangsta rap', apareció a principios de los años 2010 en Chicago. Las primeras letras contaban el día a día de los barrios más violentos de la tercera ciudad de Estados Unidos.

El género cruzó rápidamente el Atlántico y fue adoptado por numerosos artistas de la capital británica. Desde entonces está acusada de favorecer la violencia.

En junio, los miembros del grupo 1011 comparecieron ante la justicia por fomentar un ataque contra una formación rival. Uno de los artistas se defendió explicando que las letras violentas de las canciones no eran en su nombre sino que expresaban únicamente "lo que quieren los fans".

El juicio sacó a la luz la cuestión de saber si es el público el que incita a los artistas a adoptar comportamientos violentos.

"Evidentemente es uno de los factores", afirma Craig Pinkey, un criminólogo del University College de Birmingham, que también trabaja como educador.

Le preocupa que el fenómeno se amplifique con el auge de las redes sociales.

"Los artistas jóvenes saben que la industria está dispuesta a apoyar a quienes hablan de caos y de baños de sangre. Pero eso solo les deja dos salidas: la muerte o la cárcel", advierte.

Los productores TK y SK, por su parte, rechazan la idea de que la música 'drill' incite a la violencia. SK destaca la contribución económica de la industria musical en las comunidades desfavorecidas, donde "crea empleo para los jóvenes".

"Es positivo, damos una responsabilidad a los jóvenes, contribuimos al cambio. Durante este tiempo, el gobierno permanece pasivo y denigra nuestros videos. ¡Es ridículo!", apunta.

SK y Craig Pinkey están de acuerdo en algo: ambos señalan la responsabilidad de los poderes públicos ante la intensificación de las dificultades económicas y sociales en determinados barrios.

"Lo que expresan los artistas del 'drill' no es más que un síntoma de un mal más profundo", asegura el profesor universitario. "Culpando a la música, ignoramos los problemas originales, de vivienda, de salud pública o de educación. Se necesita un gran cambio social".