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A un año del enfrentamiento entre elementos de la Gendarmería y delincuentes del crimen organizado en la colonia Mascota, las cicatrices aún están visibles. Basta con mirar las casas del barrio. Sobre la calle Manuel Martínez, aún hay fachadas con  los hoyos hechos por los impactos en las paredes y puertas. Algunos vecinos taparon las huellas de las balas con mezcla, pero aún se distinguen ya que continúan sin pintarse. Otros, incluso, han cubierto los agujeros con imágenes de la virgen de Guadalupe.