Líderes mundiales miden crisis norcoreana en la ONU




Estados Unidos.

La ONU se encuentra este jueves nuevamente frente a la amenaza nuclear de Corea del Norte, con reuniones entre Donald Trump y los líderes de Japón y Corea del Sur, y una sesión del Consejo de Seguridad para empujar la aplicación de las sanciones impuestas a Pyongyang.

El presidente estadounidense, que el martes, en su primer discurso ante la Asamblea General de Naciones Unidas, amenazó con "destruir totalmente" a Corea del Norte" en caso de ataque, conversará con el primer ministro japonés Shinzo Abe y el líder surcoreano Moon Jae-In para evaluar las opciones de las que disponen.

Ante la ONU, Trump amenaza con “destruir totalmente” a Corea del Norte

Moon también tomará este jueves el estrado de la ONU para hacer un llamado a la comunidad internacional de apoyo frente a su beligerante vecino del norte, que a pesar de un régimen de sanciones económicas cada vez más duro encadena pruebas nucleares y misilísticas crecientemente inquietantes.

Nunca antes la amenaza norcoreana había pesado tanto sobre la cita anual de líderes mundiales, divididos sobre la mejor manera de enfrentar al aislado régimen de Kim Jong-un, aunque en agosto y septiembre lograron adoptar por unanimidad nuevas sanciones contra Corea del Norte.

El canciller chino Wang Yi y su contraparte rusa Sergei Lavrov, que hablarán ante la asamblea el jueves, han hecho llamados al diálogo y advertido que una opción militar sería catastrófica.

En su discurso el miércoles, Abe respaldó la dura posición de Estados Unidos, que repite que "todas las opciones están sobre la mesa" para disuadir a Kim.

"La gravedad de la amenaza no tiene precedentes" y se convirtió en un "asunto urgente" de tratar, afirmó el dirigente japonés, cuyo país recientemente fue sobrevolado dos veces por misiles de Corea del Norte, que también realizó una prueba nuclear de una potencia sin igual en su territorio.

"Lo que se necesita hacer no es diálogo, sino presión", añadió.

- Amenazas militares como táctica -

En el Consejo de Seguridad, el secretario estadounidense de Estado, Rex Tillerson, empujará por una implementación completa de las sanciones internacionales adoptadas contra Pyongyang.

Una octava batería de sanciones fue aprobada el 12 de septiembre, prohibiendo las exportaciones textiles y reduciendo los suministros de petróleo a Corea del Norte.

Washington y sus aliados esperan que esas sanciones obligarán a Pyongyang a negociar el fin de sus programas militares, pero su impacto dependerá de China, aliado de Corea del Norte y su principal socio económico.

Washington se ha negado a ofrecer incentivos a Corea del Norte para abrir las negociaciones, y ha elevado las amenazas contra Kim, a quien Trump llamó "hombre cohete".

Mientras, Moscú y Pekín propusieron una doble moratoria, sobre las pruebas norcoreanas y sobre los ejercicios militares de Estados Unidos y Corea del Sur.

Respecto a las encendidas declaraciones de Trump, el presidente francés Emmanuel Macron admitió que "las amenazas militares pueden servir desde un punto de vista táctico" para hacer cambiar de curso a Pyongyang.

"Cuando lo consideras a él y a su padre, fue solo cuando esas amenazas se hicieron que las negociaciones ocurrieron", dijo Macron a periodistas.

En su discurso en la ONU, Abe dijo que la comunidad internacional ya había intentado llegar a un acuerdo con Corea del Norte desde la iniciativa liderada por Estados Unidos en 1994, que colapsó una década después.

Al dar la apertura a la asamblea de la ONU, el secretario general Antonio Guterres advirtió que "la retórica agresiva puede conducir a malentendidos fatales", que podrían encender una guerra nuclear, y llamó a encontrar una solución política.

Guterres debe reunirse el sábado con el canciller norcoreano Ri Yong-Ho al margen de la asamblea para tantear la posibilidad de una negociación.

Ri, que hablará en el estrado el viernes, desechó las amenazas de Trump de destruir su país como "un ladrido de perro" y dijo que no tendrían impacto.

Para Corea del Norte, las amenazas de Trump son como “un perro que ladra”