Lamentan integrantes de la Caravana Migrante verse afectados por la actitud de algunos centroamericanos
Fotografía: PCJalisco




Guadalajara, Jalisco.

En una mañana fría, un niño hondureño de seis años, exclama a su papá “Con la voluntad de Dios vamos a llegar” al abandonar la Casa del Migrante en Tlaquepaque, luego de permanecer casi dos días y seguir su camino hacia Estados Unidos.

La caravana de Honduras con 150 integrantes, pedía apoyo humanitario al Gobierno de Jalisco para seguir con su trayecto, Luis Hernández, defensor de Derechos Humanos de ese país hizo la solicitud.

Lamentó que por mal comportamiento de algunos compatriotas paguen otros al mencionar que no recibieron un trato digno y de apoyo en la Casa del Migrante, solo les habían otorgado un alimento.

Tras varias horas de espera por una ayuda humanitaria, padre e hijo tomaron la decisión de seguir al contingente que comprendía de 150 personas.

Indicaron que en su caravana había disciplina no alcohol, drogas ni realizar prácticas indebidas. Las 150 personas de Honduras recorrieron cerca de seis kilómetros para llegar a Periférico norte: las mamás con sus hijas en carriolas, un papá con su hijo, una persona en muletas, un cantante motivaba a sus compañeros y una mujer en bicicleta, quien tuvo que venderla a 200 pesos.

Al llegar a Periférico para abordar la ruta 380 con el apoyo de elementos de seguridad de Tlaquepaque, tuvieron que dejar algunos objetos.

Un padre de familia mostraba su preocupación al momento de subirse al tren ya que sería con su hijo de seis años, desde su salida de Honduras era la primera vez que abordarían la Bestia para llegar a Estados Unidos y reencontrarse con la mamá del pequeño.

Para agilizar los traslados, el niño dejó su juguete bélico en la carriola, una niña llora porque tiene que dejar su carriola, abraza sus almohadas y su oso de peluche rojo para poder subir al transporte público que los llevaría a las cercanías de las vías del tren.


Isaura López Villalobos