Una escritora laguense que hasta la fecha es un enigma




Por Gabriela Arreola

Rosa Gómez de Lomelí fue una escritora nacida en la ciudad de Lagos de Moreno. Formó parte del grupo literario laguense de 1903, al lado de reconocidos escritores como Francisco González León, José Becerra Villalobos, Mariano Azuela y Antonio Moreno y Oviedo, entre otros.

Una mujer de letras entre narradores y poetas

Desgraciadamente es una autora, cuya obra no ha sido explorada a fondo, ya que al parecer de su labor con la pluma no ha quedado mucho; probablemente porque no fue muy prolífica, o porque con el transcurrir de los años se perdieron sus escritos.

Tampoco se conocen datos biográficos concretos de su vida, según  la doctora Irma Guerra Márquez, quien para su tesis doctoral estudió al grupo de intelectuales y escritores de lagos, tan solo se sabe que estudió formalmente en las escuelas del Padre Guerra y en cierto momento de su vida se mudó a la Ciudad de México, lugar donde siguió siendo cercana a sus amigos literatos.

«Rosa Gómez de Lomelín colaboró en revistas y formó parte del grupo literario laguense de 1903, del que formaba parte Mariano Azuela, González León, Francisco Guerrero Ramírez, Bernardo Reina, José Becerra, y como que la respetaban muchos sus compañero escritores. También se fue a vivir a la Ciudad de México porque allá se reunieron nuevamente y publicaron el último tomo de Ocios Literarios y ella estaba allá. También cuando se escribió la corona fúnebre a Bernardo Reina, que murió en la ciudad de México, parece que ella estaba allá y por eso participó en la corona fúnebre», comparte.

Gómez de Lomelí escribió para varias revistas de la época: en el último tomo de Ocios Literarios de 1920 publicó Cuentos de Invierno; los escritos titulados Concierto y Romance escocés, este último, una traducción, fueron publicados en Notas y letras; en Páginas Literarias publicó el texto Entre sombras, y, por último, escribió un artículo para la Corona fúnebre por la muerte de Bernardo Reina.

Sin giros románticos ni lecciones de moral

Guerra Márquez indica que sus textos rompieron con los esquemas literarios que imperaban en la época, pues las mujeres solían adscribirse al romanticismo y a las lecciones de moral en su escritura. Rosa Gómez de Lomelín se avocó al modernismo, corriente literaria que es palpable en uno de sus cuentos, mismo que a continuación nos narra la doctora y que tiene como escenario una central de ferrocarril.

«Una noche, el jefe da la sección descansaba después de muchas horas de rudo trabajo, cuando alguien tocó en su ventana y lo despertó. Era Juan el fogonero, que le avisó que se había descarrilado su tren, que necesitaban auxilio. El jefe de la sección observó que sus facciones estaban alteradas y que cuando se alejó no movía los pies y flotaba. Le dijo que no se fuera, pero sólo escuchó un lejano lamento. Acudió con sus hombres al lugar para auxiliar a los heridos, mientras llegaba el tren de auxilio. El cuadro era terrible: cuerpos despedazados, llantos, gemidos. Cuando por fin llegó el tren de auxilio, los médicos y enfermeras atendieron a los heridos, después, con una grúa levantaron la máquina y apareció el cuerpo de un hombre prensado. Una exclamación de horror se escapó de todos los presentes, un médico y dos ayudantes se apresuraron a retirar aquel cuerpo para prestarle auxilios, en caso de que aún tuviese vida, y al incorporarle para auscultarle, cual sería mi sorpresa al reconocer a Juan. ¡Al mismo que esa noche había ido a llamarme, para que fuera a socorrer a tanto desventurado!».

Este texto, Juan el fogonero, forma parte de los Cuentos de invierno, que fueron publicados en la última edición de la revista Ocios Literarios. En esta versión se incluyen fragmentos del escrito, así como una síntesis por parte de la doctora Irma Guerra.