El Puesto, un pueblo tranquilo y de gran riqueza histórica




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Por Luz Atilano

No se puede negar la gran riqueza de la Zona Norte de nuestro municipio, lugar en el que actualmente se encuentran cuatro de sus ocho delegaciones rurales y cuya puerta de entrada es la de El Puesto. Riqueza en varios sentidos, pues un primer encuentro es sin duda la belleza de ese paisaje rocoso que hay que recorrer para llegar hasta allí.

Otra es su riqueza histórica, que viene no de hace poco sino de algunos siglos atrás, pues antiguamente, luego de ser habitada por indios chichimecas, fue una de las dieciséis haciendas de abastecimiento del Mayorazgo de Ciénega de Mata, que desde finales del siglo XVI hasta mediados del XIX, comprendió un amplio territorio, prácticamente toda la zona y parte de otros estados como Guanajuato, Aguascalientes y Zacatecas.

Conformación de ejido El Puesto

Pero una vez pasados los tiempos de la Revolución Mexicana, luego que de las tierras de ese pequeño gran reino pasaran por manos de varios herederos de la familia Rincón Gallardo y de que éstos las fueran fraccionando para venderlas, se promulgó la reforma agraria de Lázaro Cárdenas y aquellos vecinos que se habían congregado en un mismo territorio, solicitaron conformase como ejido, como lo comparte Ezequiel Hernández Lugo, cronista local:

«Luego de los trámites de solicitud que hicieron los vecinos, recibió la resolución presidencial el 20 de octubre de 1943, resolución presidencial de la fundación, de la elección como ejido. Y les fue ejecutado hasta el año siguiente, el 25 de marzo de 1944. El Puesto tenía mil 500 hectáreas de temporal y otras tantas de riego, 3 mil hectáreas en total».

Lo que hasta ahora conocemos quedó conformado en 1960: como unidad de varias comunidades que rodean a la Ex Hacienda. Poco a poco El Puesto se consolidó como un pueblito de paso, por el que transitan constantemente camiones de carga pesada para llevar a su venta la producción agrícola y ganadera de la zona (en otros tiempos, las carretas cargadas de oro y plata desde las minas de Zacatecas). Además, tránsito obligado para todo aquel que quiera, desde Lagos, llegar a delegaciones rurales vecinas como Betulia, Los Azulitos y Francisco Primo de Verdad y Ramos.

Su gente, su historia

A pesar de la inseguridad que padece el municipio desde hace algunos años, sus habitantes hablan de su pueblo como un sitio muy tranquilo, comparten su aprecio por vivir en el campo y por disfrutar de sana convivencia entre todos.

Hay que decir, la amabilidad es algo que caracteriza a la gente de El Puesto y prueba de ello es el señor Armando Rangel Cortés, jardinero de los espacios públicos de la delegación y desde hace cinco años encargado de cuidar la Casa Grande. Un apasionado de la historia de su pueblo, que comparte de memoria un sinfín de datos sobre la región: acontecimientos previos a la llegada de los españoles, la fundación del Mayorazgo de Ciénega de Mata y luego la producción de frijol, maíz y chile con la que se le daba abasto.

Orgulloso de su tierra, conoce de cabo a rabo la delegación y sus alrededores. Lo mismo en lo que se refiere a cada rincón de la Casa Grande; finca que, como casi todas las de su tipo, guarda varios secretos y ha motivado, por supuesto, algunas creencias de la población:

«Usted sabe que casi todas las casas antiguas por lo regular tienen sus mitos, por ejemplo esta finca más o menos data de los últimos (años) del siglo XVI y principios del XVII. Tiene su fama de que asustan y que sabe qué... […] Y un señor que vino que también se posesionó (de la casa) y el mero dueño estaba en Estados Unidos, se metió e hizo un escarbadero. (Aparte) que tiene una fama de que tiene un túnel (en el cuarto) y otro en la cocina que da vuelta por allá por donde está la tienda, llega a un costado del templo».

Señor Armando Rangel, afuera de la Casa Grande de El Puesto

Y no sólo eso, pues de acuerdo con lo que comparte el señor Armando Rangel, uno de los corridos mexicanos más conocidos tuvo su origen en la Zona Norte de Lagos de Moreno, justo a unos cuantos kilómetros de El Puesto.

«¿Sí conocen, sí han oído el corrido del barzón? “Esas tierras del rincón las sembré con un buey pando, se me reventó el barzón y sigue la yunta andando…”, ese corrido es anónimo, no tiene y según esto es dedicado pues más que todo a los hacendados que había en esa época, antes de que se repartieran por ahí de Plutarco Elías Calles. De hecho ese corrido se lo adjudican que lo compuso una persona de por aquí cerca de La Punta y no tiene autor… y yo sacando la historia, por ejemplo Ciénega de Mata, pues el rincón nomás es un cañón y aquí no, aquí hay una hacienda que es El Rincón y está, ahora lo verá, como a unos cinco kilómetros para allá… y acá, ahí en el cerro está la mesa de los bueyes, o sea que coinciden las palabras con los lugares y pues también que venía prácticamente dedicado a ellos ese corrido. El primero que lo cantó fue Luis Pérez Mesa».

Patrimonio olvidado

Gustoso y sin pedir algo a cambio más allá del interés por todo lo que guarda el lugar que habita, el señor Armando ofrece a quienes lo deseen, recorridos por la Casa; se ha encargado de investigar, recolectar y organizar lo tangible e intangible de la historia de su pueblo; por ello, a fin de mostrar a los vecinos y a los turistas que llegan de visita, ha colocado a manera de una sala de museo, diferentes utensilios y objetos que pertenecieron a la hacienda o incluso a las poblaciones prehispánicas de la zona, sobre los que, sin duda, comparte siempre alguna reseña.

No obstante, lamenta la poca atención que se da al patrimonio histórico y cultural de la zona. La Casa Grande permaneció cerca de cincuenta años abandonada y sólo hasta que su actual dueño, Juan José Cuellar, lo puso a cargo, volvió a abrir sus puertas. Pero, desde luego, él no puede más que ofrecer los cuidados a su alcance, la Casa requiere de varias reparaciones y comenta, sería bueno que se adaptara más para el turismo, lo mismo con sus trojes, que permanecen abandonadas; la casa adjunta del mayordomo; e incluso una finca externa que durante la época de la Revolución Mexicana albergó al general Pancho Villa.

Este pequeño pueblito, comparte, sigue siendo de paso, ha cambiado mucho gracias a las remesas de sus habitantes que radican en los Estados Unidos, pero conserva su esencia y guarda historias muy seguramente desconocidas por una gran parte de los laguenses.