Piropo, una forma normalizada de acoso




Por Jonatan Gallardo

¿Qué piropos conoces? ¿Los has dicho?

“Pues conozco varios, no los he dicho, por ejemplo ‘quisiera ser sol para darte todo el día’, ‘quisiera ser el hambre para darte tres veces al día’, ‘tu papá no tiene pito, tenía pincel’, ‘quisiera ser una lágrima para nacer en tus ojos, vivir en tu rostro y morir en tu boca’”.

“No los he dicho pero sí conozco varios: ‘¿Qué comen los pajaritos? Masita’, ‘¿Cómo le hacen los bisteces? Tsss’”.

“Conozco, por ejemplo, el de ‘tantas curvas y yo sin frenos’, ‘una torta y un refresco eso más merezco’ y decirlos nunca, nada más los he escuchado”.

“Conozco el de ‘tanta carne y uno vegetariano’, ‘se te cayó el papel, el que te envuelve bombón’, y no los he dicho”.

“Pues ahorita no recuerdo ningún piropo pero sí los he escuchado y tal vez sí los he dicho en algún momento de mi vida”.

“Pues generalmente conozco piropos groseros pero casi no los menciono, o cuando lo hago es a mi novia solamente y como de juego”.

Según la Real Academia Española la palabra piropo es un “dicho breve (sic) con que se pondera alguna cualidad de alguien, especialmente la belleza de una mujer”. Sin embargo, su uso puede ser considerado como acoso.

Acoso y hostigamiento

El Código Penal para el Estado Libre y Soberano de Jalisco reconoce dos figuras jurídicas: el acoso y el hostigamiento; a diferencia de otros estados en donde solamente existe una de ellas. Si bien ambas se encuentran tipificadas, la diferencia radica en que el acoso ocurre entre iguales, es decir en la vía pública. Mientras que el hostigamiento se entiende como quien aprovechándose de la posición que tiene la persona,  sea el patrón, jefe, maestro, etcétera, puede por ese mismo poder que ejerce realizar actos de hostigamiento a la víctima, que en este caso suele tener el papel de subordinado.

Acoso en el espacio público

La doctora Guadalupe Ramos Ponce, abogada y miembro del Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio, explica que el acoso ocurre fundamentalmente en el espacio público y se encuentra sancionado. Lo define como conductas delictuosas y manifiesta que es necesario distinguir el tema del acoso callejero cuando se trata de un piropo, porque hay una invasión a la persona:

“Aparente piropo puede constituir una acoso, lo que quiero diferenciar en relación al piropo es que si yo lo recibo de alguien con quien existe relación de confianza es diferente a si lo recibo de alguien que ni siquiera conozco y que en la calle se atreve a invadir mi espacio de identidad para hablar sobre mi persona, de si soy bonita, fea, etcétera, eso constituye acoso. (…) El transporte público es uno de los espacios donde las niñas y las mujeres reciben mayor cantidad de este tipo de acoso que puede incluir no solamente las palabras, incluso tocamientos inapropiados, indebidos y precisamente por la cercanía en la que se encuentran en el transporte público, pero también en las plazas, en las calles, en los parques…”.

Foto Internet

Ramos Ponce menciona que históricamente las mujeres fueron confinadas al espacio privado y doméstico y su sola presencia en un lugar público ha causado problemas para los varones que se sentían los detentadores de este espacio. Por eso es que el piropo y el acoso no es tan inofensivo: ahí es donde comienza la violencia, en esa aparente ingenuidad que hay en una frase; pero este es el primer grado antes de llegar a violencias mayores como el feminicidio.

¿Consideras que los piropos representan acoso para las mujeres? ¿Por qué?

“Yo digo que sí son un acoso porque realmente a mi manera de pensar son muy vulgares”.

“Yo creo que la mayoría sí representan un acoso ya que la mayoría de los que se dicen y conocemos si son algo vulgares. Sí existen algún tipo de piropos que a lo mejor no ofenden pero no los conocemos o no los decimos”.

“Pues en parte sí porque se sienten incómodas y eso es parte del acoso, y al decirle eso a una mujer es muy vulgar”.

“Yo creo que sí porque pues se les dice principalmente por su atractivo físico, entonces ellas se sienten incómodas cuando se les dice”.

“Pues un piropo va directamente a veces a mujeres y a veces a los hombres, independientemente de a quién vaya supongo que el objetivo del piropo no es dañar a la persona ni nada de eso, sin embargo puede ser que se ofenda a quién se lo digan o la forma en que se lo digan, pero sinceramente creo que es una forma de diversión más que de ofensa”.

“Pues sí considero que sean un insulto o acoso porque la mayoría de los piropos son groseros y más como son utilizados comúnmente en México. Y pues sí, porque son ofensivos y tienen un tono muy grave sexualmente”.

Sin datos suficientes

En 2007 aparece la Ley de Acceso a una Vida Libre de Violencia para las Mujeres, antes no se hablaba del acoso ni del hostigamiento en ningún espacio. La especialista explica que estaba tan naturalizado y tan permeado que ni siquiera figuraba en alguna normativa.

Aunque ya son diez años de contar con dicha ley son pocos para visibilizar esta problemática como violencia, por lo que no hay suficientes registros sobre las denuncias; tampoco hay jurisprudencia ya que la Suprema Corte de Justicia de la Nación no ha llevado un solo caso que sea objeto de estudio y análisis.

“Y no podemos permitir que avance y no podemos permitir que se naturalice y que se normalice como que si esto fuera el cotidiano de cada mujer que antes de salir a la calle tiene que pensar qué vestir, qué ponerse en función no de lo que ella quiere y le agrada, sino en función de no ser atacada en el espacio público”, señala.

De acuerdo con la doctora, el acoso es una tradición aparentemente sociocultural machista, y utiliza la palabra “aparente” porque luego se dice que es difícil cambiar esos patrones socioculturales enraizados en las formas de ser en el caso del mexicano. Por lo que exhorta a desestructurar esas prácticas nocivas y que resultan violatorias a la identidad y a la persona.