José Becerra, el romántico tardío
Antología de Poetas Laguenses




Por Luz Atilano

EL BESO

(fragmento)

En el regazo de la abuela, hendida,

tal como en los cojines de su cuna,

está la niña de la crencha bruna

dulcemente dormida…

 

De la ancianita de mejilla enteca.

que la ve como en sueños absorbida,

sobre el brazo desnudo que ya seca

el frío del invierno de la vida,

 

de un ángel con la cándida belleza

y encantadoramente abandonada,

descansa la niñita su cabeza

como en una almohada.

Si a uno de los poetas laguenses debe hacerse justicia es a José Becerra. Y es que, aunque por su pertenencia al grupo literario de 1903 se llega a pronunciar su nombre, poco es lo que se conoce realmente sobre su poesía y, según apunta el cronista Óscar González Azuela, sin duda sería importante que se rescataran sus obras completas, ya que éstas se encuentran dispersas.

José Becerra nació en Lagos de Moreno el 28 de diciembre de 1864. Como gran parte de sus contemporáneos, fue alumno, y por algún tiempo maestro, del Liceo del Padre Guerra. Aunque no obtuvo título profesional, fue editor junto con su hermano Alfredo, de la primera revista literaria de Lagos La patria de Rosas Moreno (1892) y colaboró en distintos periódicos de Aguascalientes, Guadalajara, San Luis Potosí y la Ciudad de México, donde radicó gran parte de su vida.

Como poeta, muestra un estilo muy característico del periodo romántico, aunque para la época que habitó este movimiento ya había transcurrido y sido superado en el arte.

EL BESO

(fragmento)

La tendida pestaña de sus ojos

el satín de sus párpados sombrea,

y una tenue sonrisa juguetea

en el repliegue de sus labios rojos;

 

y al ver no sé qué cándidos anhelos

animarse en su frente alabastrina,

que pasan por su alma –se adivina–

inefables visiones de los cielos…

 

Súbito, y a la par que se estremece

cual pájaro en el nido acurrucado,

alarga su boquita… que parece

un botón de granado

De él se ha dicho, fue un poeta que “se equivocó de siglo”. El mismo Mariano Azuela, con quien sostuvo estrechísima relación y fuera su mejor amigo, narró lo siguiente en un texto que le dedicó:

«José Becerra fue un poeta que llegó a la procesión cuando había terminado. Su tiempo fue el de Madame de Staël, Chateaubriand, Lamartine, Hugo; de éste sobre todo. Víctor Hugo lo fascinó con la magia de la voz sonora, la frase grandilocuente y lo aprisionó en sus redes. Viviendo a fines del siglo XIX y principios del XX, siguió pensando y sintiendo como los románticos del primer tercio del siglo XIX. Habría brillado con luz propia en las letras mexicanas, pero su retardo lo hizo aparecer y pasar como fugitivo meteoro», (tomado de “José Becerra”, incluido en las Obras Completas de Mariano Azuela).

Pepe Becerra, como era referido en el grupo, fue el mantenedor de los primeros Juegos Florales en 1903 y en 1907 los ganó. Publicó el poemario Cadencias. Recitaciones escolares en 1910 y dejó inéditos varios poemarios y una obra teatral inconclusa titulada El Premio Gordo. Ya en 1947, Alfonso de Alba elaboró una recopilación póstuma de sus poemas, tanto inéditos como publicados, la cual fue titulada Mirando al cielo.

Sobre su personalidad y la estrecha amistad que sostuvo con Mariano Azuela, pueden constatarse algunos rasgos en un texto que el novelista le dedicó y que se encuentra en sus Obras Completas, donde éste afirma “pero si como poeta en su obra literaria fue un retardado, como poeta en su vida propia fue inmenso, porque la vivió plena, profunda e inteligentemente. […] De tres grandes amigos que tuve ninguno fue tan inteligente, tan entusiasta y tan generoso como él”.

Este aspecto también es señalado por el cronista Óscar González Azuela, nieto del novelista, quien incluso menciona: gracias al poeta fue que éste se sumó a los revolucionarios: ambos fueron miembros del club anti reeleccionista “Máximo Serdán”. Además, el poeta también figuraría en varias de las obras de Azuela, caracterizando a varios personajes sobre todo cuando se trataban asuntos de política.

«Desde Guadalajara, cuenta mi abuelo que él estaba en la Universidad y Pepe Becerra lo esperaba, se iban seguramente a La Bohemia. Era una persona muy sensible, si lee usted Los Fracasados (de Mariano Azuela), al que corren por estarse metiendo en política es a Pepe Becerra, entonces así fue en la vida real».

José Becerra nunca se casó ni tuvo descendencia. Murió en la miseria entre 1941 y 1942, pues se desconoce la fecha exacta.

«Finalmente… creo que también fue mi papá quien le consiguió ambulancia para trasladarlo, y vino a morir aquí. Pero en el olvido, en la miseria, en el abandono total, está enterrado aquí en el Panteón Municipal».