Irma Estela Guerra Márquez: puente entre la geografía literaria y el documento histórico




Por Paúl Martínez Facio

Irma Estela Guerra Márquez es licenciada en Lengua y literatura por la Universidad Nacional Autónoma de México, maestra en Letras por la misma institución, así como doctora en Ciencias Sociales por el Colegio de Michoacán; también forma parte del Colegio Municipal de Cronistas de Lagos de Moreno. Sin embargo, su pasión por las letras y la historia, es anterior a toda su formación académica.

«En la década de los 90’s entré a trabajar al periódico Expreso de Jalisco, como reportera, ya muchos años atrás, a pesar de que elegí Ingeniería Química, a mí me gustaba mucho leer, escribir y la literatura, también la historia me gustaba, pero yolo consideraba como un gusto y nunca pensé en dedicarme a eso profesionalmente, pero ese gusto por la escritura y todo lo que me rodeaba me llevó a trabajar al Expreso de Jalisco como reportera», cuenta la doctora.

En su trabajo como reportera, la investigación y el gusto por la literatura, encontraron un adecuado recipiente, recuerda especialmente una serie de trabajos sobre las viejas tiendas antiguas de Lagos, o como ella las nombró “Las tiendas con sabor añejo”. También durante este periodo acreditó un diplomado en Historia Regional en el Colegio de Jalisco, donde conoció y tuvo como maestros, a personajes tan relevantes en el tema, como Otto Shondube, Andrés Fábregas, José María Mur, o Jaime Olvera.

Para quienes tengan la suerte de encontrarse con el trabajo de Irma Estela Guerra, no pasará inadvertido el siempre presente juego, entre la realidad histórica y el reflejo literario que devela en las obras que analiza. Traza siempre el puente entre las geografías del imaginario y el documento histórico. Este juego, comparte, es algo que a menudo incluso le sorprende a ella, a propósito recuerda el caso siguiente:

«Existen periódicos en donde se dio a conocer un suceso, que se recrea en esa novela, en la novela Los Fracasados, fue un hecho real lo que está ahí narrando. Hay referentes que permiten ir encontrando ese hilo conductor en la novela, hubo una procesión religiosa, en 1905, en Lagos, cuando estaban prohibidas, hubo un conflicto con el cura, en la novela aparece como el Cura Cabezudo, así le puso Mariano Azuela, pero en realidad su nombre era Gregorio Retolaza».

Su pasión por la investigación y la literatura encontró un amplio campo de cultivo en los escritores laguenses, a quienes ha dedicado gran parte de su obra. Y de los cuales, ha tomado también, una manera de entender a Lagos de Moreno.

«No puedo separarme de todo eso que he descubierto al leerlos, siempre lo veo a través de los ojos de la literatura. Cuando estoy observando algo, viviendo algo, recuerdo algún poema, recuerdo alguna novela, “¡ah! es de lo que habla en tal novela”. Cuando se habla de problemas sociales, o de la forma de ser de los laguenses, de algunos grupos sociales, recuerdo lo que mariano azuela planteó en la novela Sin Amor, por ejemplo».

La Dra. Irma Estela Guerra Márquez es la única mujer en el Colegio Municipal de Cronistas. Ella resalta el trabajo hecho hasta ahora, aunque apunta, queda mucho por hacer para compendiar una historia de Lagos, agrega además, no basta con realizar la investigación.

«Se tiene que difundir más, también pues hay muchos temas de los que no se han tocado todavía, por ejemplo el convento que existió a espaldas del Templo del Rosario, falta precisar muchas cosas alrededor del templo y el hospital de San Felipe, hay muchos personajes laguenses que destacaron en música, política, en el periodismo, que se fueron aquí de Lagos, desarrollaron proyectos muy importantes y que no han sido mencionados», añade.

Docente en el Centro Universitario de los Lagos, y casi siempre el primer referente en la investigación sobre escritores laguenses, la doctora Irma Estela Guerra, asume la crónica como una medio muy ameno para contar la historia de Lagos de Moreno.