En Rusia, una broma publicada en internet puede terminar en los tribunales




Moscú, Rusia.

En 2015, Eduard Nikitin compartió en las redes sociales una broma en la que ironizaba sobre el futuro poco prometedor, según él, de su país. Ahora, está siendo juzgado por "extremismo", en virtud de una ley cada vez más criticada por sus excesos.

El caso de Nikitin, un hombre de 42 años, desempleado y con discapacidad, no es más que uno entre las decenas que ha iniciado la justicia rusa en los últimos años, a raíz de lo que muchos consideran simples bromas inofensivas en internet.

Los militantes de la oposición denuncian una voluntad consciente del Kremlin de forzar a los rusos a pensárselo dos veces antes de divulgar su opinión en las redes sociales, uno de los últimos espacios donde los críticos del poder no eran reprimidos con severidad.

"Por una broma inofensiva, cualquiera que no esté de acuerdo con las autoridades de nuestro país puede preocuparse", declaró a la AFP el abogado de Eduard Nikitin, Maxim Kamakin. "Parece que en nuestro país solo los optimistas tienen derecho a existir".

- Caso 'absurdo' -

En una de las dos publicaciones por las que se ha procesado a Eduard Nikitin en las redes sociales, un padre explica con un lenguaje soez a su hijo que nada va a arreglarse en Rusia.

La otra publicación es un dibujo de un "vatnik", término que designa el origen de un vestido que se llevaba durante el periodo soviético y que se utiliza como insulto hacia aquellas personas que, se cree, apoyan de manera ciega a las autoridades.

El "absurdo" caso montado contra Nikitin, que sigue en curso, desembocó en una congelación de las cuentas bancarias, la confiscación temporal de su ordenador y el veto a participar en actividades de la oposición, según su abogado.

Acusado de "incitación al odio" y de "vulneración de la dignidad humana", el ruso podría enfrentarse, según la ley, hasta a seis años de prisión, aunque la mayoría de los casos terminan con penas más leves, una multa o trabajos comunitarios.

- '¡Jon Snow ha resucitado!' -

En Barnaul, Siberia, se abrieron diligencias contra Daniil Markin, un estudiante de 19 años que compartió unos "memes" humorísticos en internet, incluyendo uno del personaje Jon Snow, de la saga "Juego de Tronos".

Bajo la imagen del personaje, figuraba la inscripción "¡Jon Snow ha resucitado! ¡De verdad, ha resucitado!", una parodia de la fórmula pronunciada por los creyentes durante la pascua ortodoxa y que le costó ser juzgado por "incitación al odio religioso".

Maria Motuznaia, otra vecina de Barnaul, de 23 años, está siendo procesada por "extremismo", por unas imágenes que tenía en su página de la popular red social rusa Vkontakte.

En una aparecen dos niños africanos con platos vacíos y lleva la inscripción: "El humor negro es como la comida, todo el mundo no lo tiene siempre".

"Muy a menudo, las acciones de las fuerzas de seguridad no se corresponden claramente con una amenaza potencial y sus reacciones ante las publicaciones o los memes son demasiado duras e infundadas", declaró en agosto Mail.ru, propietario de la red Vkontakte.

Fotografía: AFP

La compañía, propiedad del millonario Alisher Usmanov, pidió que se modificara la ley y que se concediera una "amnistía" a "quienes fueron injustamente condenados en estos casos".

Según la organización independiente Agora, 43 personas fueron condenadas por publicaciones en internet en Rusia en 2017, y 32 el año anterior.

- 'Ha perdido los estribos' -

Pero, aunque el ministerio ruso de Telecomunicaciones se declaró a favor de moderar la ley, de momento no se está estudiando ningún proyecto.

"La idea principal detrás de esta política es crear miedo entre los internautas. El objetivo es dar la impresión de que las autoridades observan a cada usuario", considera Sarkis Darbinian, abogado especializado en redes.

"Muchos internautas tienen miedo de compartir sus opiniones. Se autocensuran y borran lo que en otro tiempo compartían. Esto reduce el nivel de libertad de expresión en Rusia", subraya.

Dmitri, un internauta de 21 años oriundo de Ekaterimburgo, en los Urales, es uno de los que alteraron su comportamiento, borrando sus antiguas publicaciones.

"Ahora, hay un verdadero miedo: el Estado ha perdido los estribos y te pueden detener por haber dado 'me gusta' a cualquier cosa", explica el internauta a la AFP. "No quiero tener nada que ver con eso. Quiero estar seguro".