Ministro turco cancela reunión con su par alemán en medio de tensiones




Estambul, Alemania.

La tensión entre Turquía y Alemania va en aumento: el ministro de Justicia turco, Bekir Bozdag, canceló ayer un encuentro con su par alemán, Heiko Maas, después de que se le suspendiera previamente un acto electoral en Alemania.

Posteriormente, el Ministerio del Exterior turco llamó a consultas al embajador alemán en Ankara, Martin Erdmann, informó la agencia de noticias estatal Anadolu.

La ciudad alemana de Gaggenau, en el suroeste del país, canceló un acto electoral de Bozdag que formaba parte de la campaña para recabar apoyos de cara al referéndum que se celebrará en abril en Turquía para impulsar un sistema presidencialista, como busca el presidente Recep Tayyip Erdogan.

Bozdag reaccionó indignado ante la cancelación. "Esto no puede llamarse democracia", dijo. Por el contrario, elogió "el clima democrático en Turquía". Y añadió: "Hoy en día cualquiera puede reunirse en Turquía como quiere para expresarse". Expertos en derechos humanos occidentales no comparten esta valoración.

Por su parte, Maas quería hablar en su reunión con Bozdag sobre la situación del corresponsal turco-alemán del diario alemán "Die Welt", Deniz Yücel, detenido en Turquía tras ser acusado de "propaganda terrorista" por publicar emails de un ministro turco y yerno de Erdogan.

Las autoridades de Gaggenau justificaron la suspensión del acto por motivos de seguridad. "Suponemos que la situación podría ser muy peligrosa", declaró el alcalde independiente Michael Pfeiffer, insistiendo en que detrás de la decisión no se encontraban motivos políticos.

Desde el ayuntamiento temían una masiva afluencia al mitin del político turco y dudaban de que, tras el revuelo creado en el país por la celebración de tal acto, el edificio dispusiese de aforo suficiente para acoger a los asistentes.

Por su parte, la ciudad de Colonia declinó un pedido para un acto del ministro de Economía turco, Nihat Zeybekci, el domingo. "No hay un contrato de alquiler para ese evento el 5 de marzo y tampoco lo habrá", dijo la portavoz de la ciudad.

La portavoz explicó que en agosto de 2016 la Unión de Demócratas Turco-Europeos (UETD) pidió un salón de la alcaldía del distrito de Köln-Porz para un evento teatral. "Luego no escuchamos nada más por meses. Por eso lo cancelamos de nuestra agenda", dijo. El nuevo pedido se hizo recién el miércoles y fue entonces que se aclaró que habría "invitados tan importantes", añadió.

Zeybekci buscaba, al igual que Bozdag, recabar apoyos para un "sí" en el referéndum sobre el sistema presidencial en Turquía.

En Alemania viven casi tres millones de personas de origen turco, siendo la comunidad de migrantes más numerosa que existe en el país. De ellos, cerca de 1,4 millones cuentan con derecho a voto.

En los últimos días, numerosas voces mostraron en Alemania sus reservas a la celebración de este tipo de actos electorales en territorio germano en un momento en el que, además, las relaciones entre Berlín y Ankara no pasan por su mejor momento debido a la detención en Turquía del periodista Yücel.

El Gobierno del estado federado de Renania del Norte-Westfalia, en el oeste del país, fue el primero en expresar sus reticencias a que en Alemania se diese cabida a mítines electorales después de que el primer ministro turco, Binali Yildirim, acudiese a la ciudad de Oberhausen para pedir apoyo ante 10.000 personas para la reforma constitucional que se votará en plebiscito el próximo 16 de abril.

Yildirim también avanzó la intención de Erdogan de acudir a Alemania, al igual que hizo en 2008 y 2014, para pedir el voto que serviría para sacar adelante un sistema presidencialista que le otorgaría más poderes.

A la espera de que se confirme un posible acto del jefe del Estado turco, el Gobierno de Angela Merkel indicó que no intervendrá para impedir su celebración.

También en las últimas semanas, los turcos críticos con Erdogan que residen en Alemania denunciaron estar en el punto de mira de Ankara y sufrir represalias por parte de instituciones afines al dirigente.

Los críticos con la reforma argumentan que debilitará el papel del Parlamento y que dará demasiado poder a la figura del presidente, además de dañar la independencia de la Justicia. El Gobierno alega que proporcionará estabilidad.