Después de Asia y Europa, el continente americano tomó el relevo de la campaña "La Hora del Planeta" el sábado, apagando construcciones tan emblemáticas como la Torre Eiffel en París, el Coliseo de Roma y el Empire State de Nueva York para marcar este año clave en la lucha contra el cambio climático.
El usualmente rutilante rascacielos neoyorquino se convirtió en una "débil chispa", mientras los majestuosos carteles de Broadway reducían el tono de sus luces de neón.
Horas antes, en París, el símbolo más conocido de la capital francesa dejó de brillar y quedó a oscuras durante cinco minutos, brevedad que se explicó por razones de seguridad.
Además de la Torre Eiffel, cerca de 300 monumentos parisinos se apagaron el sábado por la noche para participar en el evento "Earth Hour", organizado por noveno año por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF).
La Hora del Planeta de este año coincide con los preparativos de la capital francesa para acoger en diciembre una crucial conferencia sobre el clima, en la que líderes de todo el mundo buscarán soluciones para poner coto al calentamiento global.
También ocurre días antes de que se cumpla la fecha límite para que todas las partes involucradas en la cumbre envíen sus compromisos.
En Madrid, en cuanto las luces se apagaron en los jardines del Palacio de Oriente, ciclistas pedalearon sobre un escenario para dar luz a un globo terrestre gigante.
"Save our climate now!" ("Salvemos ahora nuestro clima"): en Berlín, activistas compusieron este eslogan con velas en bolsas de papel cerca de la puerta de Brandenburgo.
El apagón también llegó a Rusia, donde el Kremlin en Moscú, y el Museo del Hermitage, en San Petersburgo, apagaron las luces, de la misma forma que la Acrópolis de Atenas, el castillo de Edimburgo, el Coliseo de Roma, los rascacielos de Fráncfort o la plaza de los héroes de Budapest.
El Big Ben y el parlamento británico se oscurecieron en Londres, y el heredero del trono en Reino Unido se unió a la operación con un mensaje de vídeo: esto es "un recordatorio simbólico y potente de que todos juntos podemos cambiar las cosas", afirmó el Príncipe Carlos.
Pedir compromisos políticos
Como en anteriores ediciones, WWF había pedido un apagón de una hora a ciudadanos, gobiernos y empresas de todo el mundo. El objetivo no era sólo ahorrar electricidad en ese momento puntual, sino sensibilizar sobre la necesidad de utilizar fuentes de energía sostenibles y de pedir compromisos políticos para detener el calentamiento.
La Hora del Planeta, que tiene lugar en todas las regiones geográficas a las 20H30 locales, comenzó a celebrarse en Australia a las 09H30 GMT centrándose en la agricultura, debido al temor de que un aumento de las temperaturas socave la capacidaddel país para producir alimentos.
Después llegaron los rascacielos de Hong Kong, la Torre Taipei 101 en Taiwán o las torres gemelas Petronas, en Kuala Lumpur.
La iniciativa empezó en Sídney en 2007, pero se convirtió en un acontecimiento global muy rápidamente.
"Más de 170 países y territorios, más de 1.200 lugares emblemáticos y cerca de 40 enclaves declarados patrimonio de la humanidad por la UNESCO" debían participar en la iniciativa, según dijo a la AFP el director de la Hora del Planeta, Sudhanshu Sarronwala.
La consigna este año es "utiliza tu poder para cambiar el cambio climático", lo que ha dado pie a numerosas iniciativas en distintos lugares, como una fiesta de baile Zumba con trajes que brillan en la oscuridad en Filipinas, cenas a la luz de las velas en restaurantes de Londres y una pista de baile con su propio generador bajo la Torre Eiffel.
Mike Berners-Lee, un consultor privado experto en energía, dijo a AFP que la Hora del Planeta es una forma muy efectiva de enviar un mensaje para decir a la gente que "le incumbe verdaderamente que la reunión de París sea un éxito".
Se estima que nueve millones de personas en 162 países participaron el año pasado en esta iniciativa, según los datos de WWF.
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