China y Trump se reúnen en medio de tensiones crecientes en Corea del Norte




Pekín, China.

Los presidentes chino y estadounidense Xi Jinping y Donald Trump mantendrán esta semana en Hamburgo, donde se celebra una cumbre del G20, una difícil reunión en un contexto de tensiones crecientes sobre Corea del Norte, que acaba de probar con éxito un misil intercontinental (ICBM) capaz de golpear Alaska.

Esta cuestión marcará la entrevista entre Xi —cuyo país es el único aliado y apoyo económico del régimen norcoreano de Pyongyang-- y Trump, que ha reiterado que jamás permitirá un arsenal nuclear en Corea del Norte.

En los meses anteriores al lanzamiento el martes del misil norcoreano, Trump escribió una serie de tuits criticando a China por su incapacidad para frenar las veleidades nucleares de Pyongyang. Ello irritó a las autoridades de Pekín, que prefieren recurrir a una diplomacia discreta, cuando no secreta, en lugar de las grandes gesticulaciones.

Trump ha pasado así de calificar a Xi de "buena persona" durante su primera entrevista en abril en la residencia en Florida del multimillonario norteamericano, a acusarlo el mes pasado de no ser capaz de resolver el problema norcoreano.

En otro mensaje más reciente, el lunes, Trump pidió a China "que haga algo importante sobre Corea del Norte y ¡acabe con estas insensateces de una vez por todas!"

El ministerio chino de Exteriores respondió que el gobierno de Pekín hace "esfuerzos incansables" para resolver la crisis con Pyongyang.

"El comercio entre China y Corea del Norte aumentó al menos un 40% el primer trimestre. Y luego dicen que China trabaja con nosotros - ¡pero tuvimos que darle una oportunidad!", escribió el presidente estadounidense en Twitter antes de embarcar para su segundo viaje oficial al extranjero.

China está calibrando de forma cuidadosa sus movimientos para evitar una desestabilización de su impredecible vecino, que podría provocar la caída del régimen y un enorme flujo de refugiados en la frontera que tiene con Corea de Norte.

Al mismo tiempo Pekín quiere evitar que Estados Unidos tenga razones para lanzar un ataque militar en una región que de alguna manera China considera su "patio trasero".

"Están intentando encontrar el punto de equilibrio para que Trump esté contento y eluda las opciones militares" asegura Andrew Gilholm, director de análisis sobre China y el norte de Asia en la consultora Control Risks.

Pero el hecho de que Corea del Norte esté desarrollando o trabajando en un ICBM supone una presión suplementaria para China.

- "Delicado equilibrio" -

Trump, cuya prioridad es que Pyongyang ponga fin a su programa nuclear, ha prometido actuar unilateralmente contra Corea del Norte si Pekín no es capaz de controlar al régimen de Kim Jong-un.

"Es un delicado equilibrio" afirma Willy Lam, experto en política en la universidad china de Hong Kong. "Si [los chinos] no actúan lo suficientemente rápido, es posible que Estados Unidos acabe contemplando una acción o quizá una operación quirúrgica o de otro tipo", añade.

China dio la impresión de ceder a las presiones de Estados Unidos en febrero, cuando anunció la suspensión de sus importaciones de carbón desde Corea del Norte en lo que queda de 2017.

"Lo que realmente es importante no es si la ONU adopta sanciones [contra Corea del Norte] sino lo lejos que China está dispuesta a llegar para aplicarlas", afirma  Gilholm.

Estados Unidos ha favorecido tradicionalmente las sanciones internacionales como táctica contra Corea del Norte. En cambio China aboga por reanudar las negociaciones "a seis" (las dos Coreas, Estados Unidos, Japón, China y Rusia) prácticamente suspendidas desde 2009.

Durante una visita de Xi el martes a Moscú, Rusia y China apelaron a Corea del Norte a instaurar una "moratoria" sobre sus pruebas nucleares y lanzamientos de misiles, y a Estados Unidos a que cese sus ejercicios militares conjuntos con Corea del Sur en la región, para rebajar la tensión.

En todo caso parece improbable que en Hamburgo Trump y Xi logren desenredar la compleja situación de Corea del Norte, según Michael Cole, un analista de Taipei. "Estamos ante un callejón sin salida", dice.