Este domingo 31 de Julio, las calles más concurridas de Brasil fueron invadidas por cerca de 4000 mil manifestantes a tan sólo cinco días de los juegos olímpicos; brasileños salieron a protestar en su mayoría para pedir la salida definitiva de la suspendida presidenta Dilma Rousseff, sin embargo había también una minoría quienes apoyaban su permanencia.

Varios camiones de sonido tocaban samba y el himno nacional mientras manifestantes desplegaban un enorme cartel con el mensaje “Fuera Dilma y prisión para Lula”, el expresidente Luiz Inacio Lula da Silva, antecesor de Rousseff, acosado por casos judiciales.

“Queremos nuestro país de vuelta y que esta gente se vaya”, declaró Vilma Moniz Portella, una abogada de 68 años que llevaba un pequeño muñeco inflable del juez anticorrupción Sergio Moro, que lidera la investigación sobre el fraude en Petrobras que ha alcanzado a la élite política y empresarial brasileña.