Guadalajara, Jalisco.

La operación al 50% tampoco es una garantía de supervivencia para los establecimientos con licencia de restaurante bar durante la emergencia sanitaria.

La cantina Mexicaltzingo es un ejemplo de ello. Al mes pagaba 80 mil pesos de renta, 15 mil pesos de impuestos, 30 mil pesos de cuotas del IMSS, 160 mil pesos de la nómina de 30 empleados y 12 mil pesos de energía eléctrica – por mencionar algunos gastos fijos-.

En tres meses que estuvo cerrada por el confinamiento, las cuentas a pagar sumaban un millón de pesos sin haber generado ingresos durante ese tiempo, y reabrir con aforo reducido tampoco era una solución, por lo que su dueño Diego Ruelas optó por traspasar el negocio en el mes de julio para evitar que la bola nieve creciera más.

“Cuando nos dieron la oportunidad de abrir a un aforo reducido, nosotros ya teníamos un salgo negativo, nosotros ya traíamos pasivos bastante fuertes y para nosotros iba a ser difícil seguir operando con esta reducción en el aforo porque para poder pagar esas deudas, nosotros teníamos que generar ganancias, nos iba a tomar mucho tiempo de manera que nos vimos obligados cada vez más a buscar la opción de cerrar las puertas y de traspasar nuestro negocio”.

La cantina Mexicaltzingo se ubicaba en el corredor Chapultepec. El local ya luce otra marca. Al ser traspasado este negocio, Diego Ruelas se quedó con un porcentaje de las deudas como parte del acuerdo, sin obtener ganancias de la operación.

La marca estuvo cinco años en el mercado, y en tres años y medio fue rentable.

La Cámara Nacional de la Industria Restaurantera y Alimentos Condimentados (Canirac) estimó que alrededor de 3 mil establecimientos de este sector cerraron de manera definitiva en Jalisco.